Domingo 23 de mayo de 2021, p. 8
Aunque se lo considere el arte de las imágenes en movimiento, el cine es una expresión igualmente auditiva, al menos nueve décadas atrás y esta componenda audiovisual hace que la fotografía y la edición sean tan importantes como el diseño sonoro y la composición de música incidental. Así, concurren no sólo realizadores y técnicos, sino que, simultáneamente a la preproducción comienza a esbozarse la creación de la partitura que se empleará en la obra.
Así ocurrió con El baile de los 41 (México-Brasil, 2020), pues meses antes de que su director y coguionista, David Pablos, incluso filmara la película, el compositor y guitarrista Carlo Ayhllón (Ciudad de México, 1981), ya se encontraba tallereando con la cantante y pianista Andrea Balency-Béarn (París, 1989), la música que acabaría integrando el soundtrack del filme, mismo que fue lanzado el 12 de mayo pasado en plataformas como YouTube y Spotify, simultáneo al lanzamiento de la película en la plataforma Netflix.
Música académica
“La banda sonora que aparece en El baile de los 41 se creó a partir de piezas del periodo romántico mexicano, también llamado de música académica, al ser la primera generación de compositores surgidos de un conservatorio en el país. Podemos encontrar obras de Ernesto Elorduy, Ricardo Castro, Felipe Villanueva, un arreglo que hice del vals Sobre las olas, de Juventino Rosas, pero no tratadas de manera obvia ni como foco principal, sino que cobijan de una manera muy equilibrada a la época porfirista, por eso la música popular no hace un juego importante en la película, que es muy intimista, sino la académica.
Recordarás que a Porfirio Díaz le importaba mucho la influencia europea, francesa, italiana, la música de orquesta del periodo romántico
, explica Ayhllón, responsable de la música de documentales como Hasta los dientes (2018), así como del género de terror Nocturno (2016), Feral (2017) o Huachicolero (2019) y de comedias como Sin hijos (2020).
Justo esa es la razón por la que aparecen piezas europeas, como la Habanera de la ópera Carmen, de Georges Bizet, cantada por un ícono
como lo es la mezzosoprano Morganna Love y la soprano ligera Carla Mariana Fernández de la Cruz, que en la banda sonora posee un primer foco de acompañamiento, pues se construyó a partir del amor que se tienen Ignacio de la Torre y Mier (Alfonso Herrera) y Evaristo (Emiliano Zurita), los dos personajes principales.
Otro de los leitmotiv se basa en un famoso lied de Franz Schubert, Städchen, del que Franz Liszt hizo un arreglo para piano, a partir del cual crearon una versión más sencilla, que es interpretada en una escena de la película por el matrimonio integrado por Herrera y Maribel Cadena (Amada Díaz), “lo que era importante para el score”.
Se contó también con la participación desde Polonia del gran violinista Zbigniew Paleta –ex concertino de la Filarmónica de la Ciudad de México y primer violín de Zbigniew Preisner para las bandas sonoras del cineasta Krzysztof Kieslowski–, a quien le enviaron la partitura, misma que grabó desde un estudio en Cracovia.
Mientras la composición avanzaba, Ayhllón iba anotando la partitura en papel, mientras Balency-Béarn la producía y le añadía algunas frases musicales, en un trabajo compartido, si bien encontramos piezas individuales como un Ave Maria de Carlo –en sustitución del de Gulio Cacchini (en realidad del ruso Vladimir Vavilov) que se grabaría originalmente– así como la pieza del baile, El vals de los 41, que acompaña al clímax del filme “con grandes solistas, tenemos grandes músicos detrás de la grabación del score”.
“Es un score muy amoroso, la verdad, y que tiene un tejido interesante de música acústica, de instrumentos físicos como el violín o la camerata de cuerdas, con música electrónica, en colaboración con Balency-Béarn, una cantante de varios géneros que maneja muy bien la música electrónica y, bueno, esa colaboración hizo un buen click en la película”, explicó Ayhllón, dos veces nominado al Ariel por Música Original en 2016 y 2017 por Las elegidas (Francia-México, 2015) y Las tinieblas.
Siendo estudiantes a punto de egresar, Ayhllón de su segunda carrera de composición, en la Escuela Superior de Música, y Pablos de realización cinematográfica en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), coincidieron en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), por lo que acabaron trabajando en el cortometraje ganador del Ariel La canción de los niños muertos (México, 2008).
Desde entonces, han consolidado una mancuerna de trabajo, artística y estética, muy interesante
, que abarca los siguientes tres largometrajes de ficción de Pablos, La vida después (México, 2013) Las elegidas y El baile de los 41, el documental Una frontera, todas las fronteras (2010), el cortometraje La pascualita (2015), y la serie de televisión producida por el Fonca para Canal 22, 20 y más por el arte (2013).
Ha sido una colaboración prácticamente de 13 años y lo que me gusta de hacer música para cine es que vas descubriendo estéticamente nuevos panoramas. Y todo nace del papel y de saber orquestar e instrumentar
, concluyó Ayhllón.