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Hernán Bravo publica y libera gratis en la red su libro Modelo centinela

Un exorcismo de los muy funestos e inciertos días del inicio de la pandemia

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▲ El poeta, ensayista y editor Hernán Bravo Varela (Ciudad de México, 1979)escribió su nueva obra de varia invención como una forma de sobrellevar nuestra muy extraña condición de avestruz que sigue perdurando hasta nuestros días por la pandemia de Covid-19. El título fue editado en formato digital y gratuito en la colección Alfabeto del Mundo, misma que, asegura, va a dar de qué hablar por la enorme calidad de sus autores y por la rica complejidad de sus propuestas.Foto Rogelio Cuéllar, tomada de la página http://www.rogeliocuellar.mx/ en su sección 250
retratos de la literatura mexicana
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de mayo de 2021, p. 3

En medio de la pandemia de Covid-19, la realidad se impuso con una desbordada imaginación ajena y adoptó las mañas, modos y malicias de un altísimo narrador de ciencia ficción, sostiene el poeta Hernán Bravo Varela, cuyo libro de varia invención Modelo centinela se publicará en formato digital y gratuito la próxima semana.

En entrevista, el también ensayista y editor refiere que Fernando Pessoa considera que la literatura sirve para hacer más real la realidad, pero ¿qué pasa cuando ésta adquiere de golpe la forma y los recursos de la ficción más descabellada? Se vuelve todo lo contrario: un oráculo manual, como lo querría Baltasar Gracián, una pequeña fuente de adivinaciones y también una serie de noti-cias escalofriantes.

Bravo Varela agrega que cuando el mundo está desbordado y saturado de esa fantasía que no creamos, una de las tentativas es hacer que la literatura se aproxime a un ejercicio documental, cronístico, pero también como una suerte de cápsula del tiempo donde guardamos nuestras visiones, juicios y prejuicios, nuestros dogmas y opiniones perecederos en la forma de un libro.

El texto es coeditado por la venezolana El Centro Editorial La Castalia y la ecuatoriana Ediciones de la Línea Imaginaria en su colección Alfabeto del Mundo, que se puede descargar en la página web http://lacastalia.com.ve/.

Fue un exorcismo de los muy funestos y aún más inciertos días del inicio de la pandemia, cuando no sabíamos nada pero acabábamos de asistir a su declaración, dice.

Decidí escribir un diario breve donde pudiera juntar poemas en prosa y en verso, traducciones de distintos autores de lengua inglesa, bosquejos de crítica literaria, de ensayo personal, aforismos, alguna página de bestiario y fotografía. El resultado fueron 69 entradas y una más, la cero, que funciona como una especie de prólogo para explicar las instrucciones de uso de este artefacto.

Bravo Varela explica que subía los textos cada día a su página en Facebook y luego para el libro fueron modificadas, corregidas, ampliadas o anotadas. Su finalidad era no aburrir a sus contactos y “no aburrirme yo. La versatilidad viene de la imposibilidad de ejercer destinal y fatalmente un solo genero. Decidí que cada día iba a hacer al-go distinto.

“De las lecturas que tenía en la mesa fui haciendo selecciones que yo transformaba en ‘poemas encontrados’, un género que me gusta mucho y que tiene en David Huerta un autor mayor, que consigue hacer de páginas de libros de historia, lingüística o filosofía un poema, con el debido ánimo formal y la voluntad de hacer cantar y contar al mismo tiempo.”

Destaca que los poemas que tradujo “algo me decían del encierro. Todos tienen una cualidad claustrófobica o neurasténica, miran el mundo desde una pequeña ventana o aluden a plagas, pestes y a diversos fines del mundo.

Siempre hubo fluctuaciones. Además, quería que fueran observables en un diario que también tiene como propósito registrar las incipientes líneas de expresión, nunca mejor dicho, de quien se mira en ese espejo: a veces distorsionado, mal o bien azogado, que permite vernos de maneras cuasi circen-ses, etcétera.

Define esa escritura “no sólo como un escape, sino una posibilidad de fundación de una zona abierta, de una tierra sin fronteras donde me podía sentir con una mediana seguridad, un deseo de reposo y de juego que sigo sosteniendo como elementos de la supervivencia.

“Ver esto a un año de distancia convertido en libro me sigue pareciendo extraño y, sobre todo, imposible. Pero ahí está y ahora deberá ser leído y, por supuesto, juzgado con la consideración de que perteneció a una práctica consuetudinaria, que después se le fueron revelando los hilos y manifestó una forma más orgánica.

Bravo Varela resalta que le fascina la colección en que se edita su libro: “un esfuerzo conjunto que le debe todo a los titanes poetas y editores que son Aleyda Quevedo Rojas, Edwin Madrid en Ecuador y en Venezuela José Gregorio Vásquez. Sin duda va a dar de qué hablar por la enorme calidad de sus autores y por la rica complejidad de sus propuestas.

Es un esfuerzo que nos deja pensando si en un momento como éste, donde la circulación de los libros ha encarecido su precio, se ha hecho cada vez más difícil el nexo entre la editorial, los puntos de venta y los lectores, si una circulación digital y gratuita como ésta no es de las posibles soluciones.