Yo soy la salsa
roducida por Andrés van der Horst para Charanga Films, Yo soy la salsa es la película que cuenta la historia de Johnny Pacheco a lo largo de medio siglo de vida artística, destacando su importancia como artífice de la salsa, el fenómeno musical latino más importante de mediados del siglo pasado nacido en Nueva York con profundas raíces del Caribe.
El filme, dirigido por Manuel Villalona, nos adentra en el mundo de la salsa con momentos brillantes y destacadas presentaciones de sus protagonistas, en el cual el propio Pacheco es narrador y al momento de la filmación tenía 80 años de edad.
Con locaciones en la ciudad de Nueva York, Santo Domingo y Puerto Rico, el documental muestra en su juventud a un Pacheco talentoso, enérgico y carismático, en plenitud de capacidades, imagen que contrasta con la figura posterior, de paso lento, valiéndose de un bastón, pero con simpatía intacta e incansables ganas de vivir.
Pacheco aparece en su casa de New Jersey donde repasa sus recuerdos. Habla de su primer instrumento musical, una armónica que le regaló su padre; del encuentro con Jerry Masucci, con quien funda Fania Records en 1964; de sus primeras agrupaciones antes de Fania All Stars; de sus razones para llamarle salsa a la música caribeña, y de su deseo de ser recordado como alguien que dio todo por la música.
La línea narrativa del filme se apoya en momentos musicales extraídos de las películas Nuestra cosa latina (1971), Concierto en el estadio de los Yanquis (1973), Live in Africa (1974) y la grabación en vivo del concierto-homenaje a Pacheco en Santo Domingo en 2014, con artistas locales y algunas estrellas de Fania. Estas son imágenes que se alternan con entrevistas a colegas y amigos como Rubén Blades, Ismael Miranda, Isidro Infante, Eddie Montalvo, Marc Anthony, Óscar de León, Milly Quezada, José Alberto El Canario, Papo Lucas, Bobby Valentín, Héctor Bomberito Zarzuela, Willie Colón y Cheo Feliciano, quienes, entre otros, dan su testimonio y ponderan la genialidad del maestro
categorizándolo como el más grande representante de la salsa
.
Y sí, Pacheco lo es porque desde su sello discográfico manejó las mejores partidas del movimiento y a los mejores exponentes. Él fue quien impulsó los megaconciertos y dio la primera oportunidad a talentos que se convertirían en grandes figuras de la salsa, como Bobby Valentin, Larry Harlow, Ray Barreto, Willie Colón, Héctor Lavoe, Ismael Miranda o Rubén Blades, figuras importantes que siempre han reconocido a Pacheco su gran capacidad como productor musical, su visión artística y su innata condición de líder.
Pacheco fue el centro de todo lo que tiene que ver con la salsa en Nueva York
, dice Blades en el filme. Sin Pacheco, habría que considerar lo que hubiera ocurrido en la salsa, no hubiera sido lo mismo; posiblemente no hubiera ocurrido nada
.
En tanto, Bobby Valentin refiere: Él tuvo la visión de reunir a todos los artistas que grabábamos con el sello Fania para formar una agrupación donde cada uno aportaba lo que traía en particular al sonido especial del conjunto, una sonoridad nueva, algo que nadie ha superado.
Lo que nosotros hicimos fue tomar la música cubana y ponerle acordes más progresivos, darle más énfasis al ritmo y destacar ciertos detalles, pero sin alterar su esencia
, explicó Pacheco en su momento. Y como la palabra salsa, igual que sabor, o azúcar, siempre ha estado ligada a esta música no me pareció mal llamarla así.
En el filme se destaca el empeño que tuvo Pacheco para darle vida a un movimiento que requería de mucha creatividad. Era una fragua de creación
, precisa Cheo Feliciano.” Produjo discos y escribió temas para todos nosotros, aparte de los que hiciera para la Fania All Star”.
A lo largo de su trayectoria, Pacheco compuso más de 150 canciones, incluidos clásicos como La dicha mía, que escribiera para Celia Cruz; Quítate tú pa’ ponerme yo, para la Fania; Mi gente, para Héctor Lavoe o el rítmico Acuyuyé, que popularizara con su Nuevo Tumbao.
Como responsable de Fania All Stars, publicó más de dos docenas de álbumes con distintas tendencias musicales, como el Latin-Soul-Rock, Spanish Fever, Rhythm Machin, Crossover o Commitment.
El legado que deja Pacheco es relevante, porque además de una herencia para las nuevas generaciones, es un detonador del proceso musical afrocaribeño. Con su muerte, acaecida el pasado 15 de febrero, son muchos los que repiten el mismo coro que ha sonado en los 40 años pasados: La salsa se acabó
.
Nada más errado. La salsa está más viva que nunca y Pacheco no ha muerto, Pacheco está ahí, en la salsa.
Nota: el documental Yo soy la salsa se puede ver directamente en YouTube o si se prefiere adquirirlo, se encuentra en las tiendas virtuales Amazon y Mercado Libre.