Jerusalén. Miles de palestinos rechazaron ayer en la ciudad cisjordana de Jericó los planes de Israel de anexionarse parte de la Cisjordania ocupada en un acto convocado por el Movimiento Al Fatá del presidente palestino Mahmoud Abbas.

La concentración se realizó a pesar de que el ejército israelí impidió la entrada en la ciudad de decenas de autobuses procedentes de distintos puntos de Cisjordania.

El ejército cerró varios accesos a Jericó y utilizó granadas de humo para dispersar a los palestinos que se dirigían a la ciudad. La Media Luna Roja palestina informó de ocho personas atendidas por inhalación de gas e impactos de balas de goma durante los enfrentamientos con el ejército israelí.

El orador principal fue el primer ministro palestino, Mohammed Shtayyeh, y el acto contó con la participación de miembros del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, del partido Fatah, ministros, líderes políticos y otras personalidades.

También estuvieron presentes representantes extranjeros, como el enviado de la Organización de Naciones Unidas Nikolai Mladenov, un importante representante de la Unión Europea, cónsules acreditados ante los palestinos, el embajador de Rusia, el embajador de China, el cónsul del Reino Unido y el embajador de Jordania, que en algunos casos pronunciaron discursos.

En su alocución, Mladenov recordó que la prevista anexión a Israel vulnera el derecho internacional y pidió a la comunidad internacional que intervenga para detenerla. Advirtió que la anunciada anexión no sólo es ilegal, sino que mataría la idea de la paz y un Estado para los palestinos logrado mediante la negociación.

Gente de Palestina: nunca se rindan, nunca se rindan, nunca se rindan porque la paz es por lo que todos estamos aquí, subrayó Mladenov.

Intervino también la madre de Iyad Hallaq, un joven autista palestino muerto por disparos de la policía israelí en Jerusalén el mes pasado. Rana Hallaq pidió unidad contra la anexión en nombre de todas las madres de los palestinos muertos.

El llamado acuerdo del siglo planteado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y apoyado por Tel Aviv señala a Jerusalén como la capital indivisible de Israel, que retendría el control de las colonias judías y del valle del Jordán, mientras que Palestina tendría su capital en una zona de Jerusalén Este ubicada fuera de la barrera de seguridad instalada por Israel.

Asimismo, niega el derecho al retorno a los refugiados palestinos.

Los planes de anexión inminente del Ejecutivo israelí son rechazados categóricamente por la Autoridad Nacional Palestina, cuyo presidente, Mahmoud Abbas, suspendió todos los acuerdos con Israel y Estados Unidos, incluidos los de seguridad.