a Encuesta de Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) 2019 revela que en México 34 millones de personas mayores de seis años (70.1 por ciento del total) carecen de acceso a Internet. De esos marginados de la tecnología, 21 millones habitan en zonas urbanas y su falta de acceso se debe, sobre todo, a su desconocimiento tecnológico y a la falta de recursos para pagar el servicio; en tanto, 13 millones más se encuentran en poblaciones rurales en regiones que las empresas proveedoras han dejado sin cobertura.

Por más que las tarifas de las telecomunicaciones hayan disminuido en forma proporcional a la inflación y los teléfonos inteligentes tiendan a sustituir a las computadoras personales como dispositivos de acceso a la red, este rezago es indicativo de los magros resultados que arroja la reforma de telecomunicaciones establecida en el gobierno de Enrique Peña Nieto y de la tarea que deberá llevar a cabo la administración actual. No sólo es necesario extender la cobertura de banda ancha a las porciones del territorio nacional que carecen de ella –misión que ha sido confiada a Internet para Todos, filial de la Comisión Federal de Electricidad–, sino también impulsar la educación para el uso de la tecnología y la cultura digital en general en amplios sectores poblacionales, en especial adultos y adultos en edad avanzada.

Pero ante la dimensión del sector poblacional que no tiene acceso a la red debe pensarse también en la pertinencia de convertir la necesidad en virtud y de orientar recursos para la investigación, el desarrollo y la producción de insumos para telecomunicaciones que permita avanzar hacia un mayor estadio de desarrollo tecnológico del país en general.

Debe considerarse que en el mundo actual la carencia de conexión o de conocimientos para utilizarla es una modalidad de marginación que restringe de manera severa la capacidad de las personas en actividades de casi todas las dimensiones del quehacer humano; desde el comercio electrónico y los servicios bancarios hasta el acceso a la educación en línea, las comunicaciones personales y sociales y el entretenimiento.

Que tres de cada siete personas no puedan incorporarse a Internet no sólo les representa una afectación económica, cultural y social sino que constituye también un grave obstáculo para el desarrollo del país.

Es necesario, por ello, avanzar en forma coordinada en diversos ámbitos y con la colaboración coordinada del sector público, el privado y el social.

Las telecomunicaciones son un terreno en el que puede aplicarse la propuesta formulada en varias ocasiones por el jefe del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, de lograr un desarrollo desde abajo y que no deje fuera a nadie.