Sus personajes son femeninos: víctimas de los maridos, hijos, hermanos y de los que creían ser sus dueños // Narró la crueldad de un sistema que convertía a seres humanos en objetos
Miércoles 7 de agosto de 2019, p. 5
Toni Morrison encontró en la escritura la libertad, pues decía: ‘‘Es donde estoy libre de dolor, es donde nadie me dice qué hacer”.
Fue ejemplo de superación femenina cruzando las barreras de lo racial, lo temporal y lo geográfico.
Morrison no sólo fue una gran escritora, sino una luchadora contra la opresión de la mujer.
Nacida en plena Gran Depresión, en 1931, fue una de cuatros hijos de un obrero del acero y un ama de casa; en 1958 se casó con Harold Morrison, con quien procreó dos hijos y se divorció en 1964.
En su obra, la galardonada con el Premio Nobel de Literatura 1993 perfiló con precisión la historia de la esclavitud y del racismo desde el punto de vista femenino.
Sus personajes son mujeres perdedoras por partida doble: son víctimas de sus maridos, hijos, hermanos y también de los que creían ser sus dueños.
En sus novelas Toni Morrison narró toda la crueldad de un sistema basado en la esclavitud como medio de vida, en el que las personas dejaban de serlo para convertirse en objetos que pertenecían a otros.
‘‘Lo que hago es quitar las tiritas para que se vea la cicatriz, la realidad. No hay que tener miedo de mirar al pasado porque sólo así se sabe quiénes somos”, afirmaba.
El sometimiento de género continúa
El compromiso indeclinable de Toni Morrison con la raza negra influyó en su visión del feminismo al poner de manifiesto que éste con cariz político necesita de mecanismos que conecten con la sociedad contemporánea de manera individual y no homogénea, pues la realidad de las mujeres es múltiple y diversa.
La obra de Toni Morrison es la historia sociopolítica de su etnia entrelazada a la de su país, la de los esclavos, la de los afroestadunidenses, así como las influencias recíprocas entre ellos. En una entrevista, la escritora comentó que en la literatura la figura de las mujeres era relegada y de lo único que se hablaba era de cómo casarse. Consideraba que el sometimiento de la mujer continúa con la burka y la cirugía plástica que le impedía saber quién es quién.
En sus novelas explora las relaciones de género y la situación de las afroestadunidenses; también incluye personajes blancos femeninos de peso como Rebekka, en Una bendición; Margaret, en La isla de los caballeros, así como una mujer no negra que permanece sin identificar durante toda la obra Paraíso.
Machismo en la comunidad negra
Morrison denunció diferentes opresiones contra la mujer, no sólo la carga de nacionalismos negros. Sus novelas denuncian el machismo en la comunidad negra, pues en numerosas ocasiones ella se convierte en el principal sustentador de la economía familiar, a la vez que cuidan el hogar y se encargan de las labores domésticas.
En su novela Amada narra cómo una madre toma la trágica decisión de asesinar a su niña para salvarla de la esclavitud, mientras en el libro Sula describe la condición de la mujer en una comunidad negra, pobre y desesperanzada.
La obra Paraíso tiene muchos significados y varias historias de los habitantes de un pueblo. Sobre este libro, la autora sostuvo: ‘‘Se forja en torno a la idea de dónde está el paraíso, y quién merece estar en él. Todos los paraísos se definen como enclaves masculinos, mientras el intruso es una mujer, indefensa y amenazada. Cuando nos unimos y nos hacemos poderosas es cuando nos atacan”.