Buenos Aires. A una semana de las elecciones Primarias Abiertas, Solidarias y Obligatorias (Paso) que el próximo domingo definirá las fórmulas a nivel partidario a enfrentarse en los comicios presidenciales de octubre próximo, el gobierno no ha garantizado la seguridad del acto, a pesar de que la oposición denunció ante la justicia electoral graves irregularidades que surgen del conteo electrónico de votos por primera vez, cuando las encuestas dan como ganador al Frente de Todos (FT), cuyos candidatos son Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, y en segudo lugar el oficialista Juntos por el Cambio, con Mauricio Macri-Miguel Ángel Picheto, en el contexto de una de las campañas más sucias de la historia.

El gobierno de Macri decidió sustituir a la compañía española Indra, contratada para el escrutinio desde hace años, y elegir a Smartmatic, rechazada en varios países por un historial de oscuros antecedentes.

Ni el gobierno ni la empresa con dudosa metodología pueden asegurar que no habrá irregularidades en el primer recuento, después de más de cinco intentos fallidos, y esta situación ha llevado a los opositores a concurrir a la justicia electoral e incluso a la justicia federal en las últimas horas, lo que no se había dado nunca en el país.

El FT creó su propio centro de cómputos para seguir todo el recorrido de la votación y la subida de telegramas con el voto para pasar vía electrónica al Correo Argentino, la utilización de un software de Starmatic, cuya contraseña que debía entregarse hace un mes a los partidos de la oposición, no se ha cumplido.

La campaña se caracteriza por la incertidumbre sobre el conteo de votos y otras denuncias de expertos en informática, también por el abuso de noticias falsas contra los opositores, así como el blindaje mediático al gobierno que controla 98 por ciento de los medios masivos de comunicación y las redes donde se oculta todo lo negativo del gobierno y se da una fuerte dimensión a las falsedades y denuncias contra los opositores.

Pero la característica mas fuerte de estas elecciones resulta el abierto apoyo del gobierno del presidente Donald Trump a su amigo Macri, a quien sus asesores consideran el mejor aliado de Estados Unidos en el sur.