Rey Vargas está satisfecho por mantener el campeonato mundial en peso supergallo del CMB. Lo defendió el 13 de julio de 2019 ante el japonés Tomiki Kameda, en Carson, California. Una pelea que desde que la anunciaron se presentó como poco atractiva para el mexicano. El retador, sin embargo, salió empeñado en arrebatarle el cinturón, aunque al final fue sometido por Vargas, quien reconoció que necesita terminar sus peleas de forma más emotiva.

No todas deben ser carnicerías, ataja Vargas. Veamos a Pacquiao; llevaba muchas peleas que no eran tan espectaculares, ¿y qué pasó el sábado reciente?: dio una batalla que todos aplauden de pie.

Vargas piensa que Kameda salió con más hambre que él. Lo que el japonés tenía por ganar, explica, era mucho más de lo que el propio campeón podía obtener de ese combate. Existía además el antecedente de que Vargas lo había vencido en amateur.

Tenía una espinita clavada y mucho por ganar esa noche, cuenta Vargas; creo que esa espinita ya se le pudrió, porque desde antes de la pelea se sentía ganador, pero no pudo. Sigo siendo el campeón.

Vargas considera que el episodio con Kameda está cerrado. Sólo le daría una revancha si la paga fuera muy buena. Lo que en realidad busca es unificar título con otro organismo o pelear contra Leo Santa Cruz, opción que ve posible, pues su contrato con la promotora Golden Boy para sus peleas en Estados Unidos ha terminado.

Ya estoy libre, así que este año puedo buscar la unificación o un rival que me resulte más lucrativo.