En los abusos sexuales cometidos por ministros de culto la manipulación de las víctimas y la justificación de sus actos mediante elementos religiosos es una constante, coincidieron especialistas.

En el caso del líder de La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, acusado de tráfico de personas, pornografía infantil, violación de menores, entre otros, –según los testimonios difundidos– habría dicho a una de las víctimas que un apóstol de Dios (como él se autoproclama) no puede ser juzgado por sus acciones. También relataron que él y sus asistentes les advertían que negarse a realizar actos sexuales sería ir en contra de la voluntad de Dios.

Fernando González, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que en el caso de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, cuando masturbaba o penetraba a sus víctimas les decía: no te preocupes el papa Pío XII me ha dado permiso porque yo tengo problemas de acumulación de semen, así que no te sientas mal y si te sientes mal te doy la absolución del cómplice, que eso en los términos de la Iglesia católica sería excomunión ipso facto.

Señaló que el discurso sacerdotal católico a diferencia de las otras organizaciones es hacer del prelado célibe y casto, lo que marca “uno de los pilares centrales de la sacralidad cristiana y católica; por lo tanto, romper esa práctica sería muy fuerte porque crea una flagrante contradicción de uno de las bases de la jerarquía entre ‘yo soy el representante de Dios para ti que estás subordinado a mí y a mi mensaje’”.

Joaquín Aguilar, director de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes México (SNAP, por sus siglas en inglés), señaló que un depredador sexual en cualquier institución religiosa tiene esta tendencia a manejar el entorno y el poder que puede ejercer sobre la víctima, como hacerles creer que son mandatos divinos o que Dios otorgó su permiso.

Josué Tinoco Amador, profesor de sicología social de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, explicó que las personas se acercan a una religión porque siempre estamos en la búsqueda de una explicación de la vida, pero es fácil caer en el fanatismo cuando las personas se involucran en esos grupos y solamente se alimentan socialmente de eso, y se alejan de otras formas de ver la vida.