París. El núcleo duro de los chalecos amarillos salió a las calles de Francia en el sábado número 28 de protestas contra las políticas social y fiscal del presidente Emmanuel Macron, la víspera de las elecciones europeas, una importante cita con las urnas.

Unos 12 mil 500 manifestantes fueron contabilizados por el Ministerio de Interior en todo el país, la cifra más bajas desde que arrancó el movimiento hace más de seis meses. En París, marcharon 2 mil 100 personas.

El ministerio, cuyos recuentos semanales son rebatidos por los manifestantes, censó la semana pasada 15 mil 500 personas, de las cuales mil 100 en la capital.

Tenemos un presidente que está sordo, así que somos conscientes de que nuestras manifestaciones no cambiarán nada a corto plazo, declaró Toulouse Philippe Da Costa, un técnico que acudió a la manifestación junto a su esposa, y que ha participado en el movimiento prácticamente cada sábado desde el 17 de noviembre.

Es para hacer mella en la gente, a más largo plazo, por lo que seguimos viniendo, agregó, advirtiendo que hay una olla a presión que bulle en la sociedad.

En París, se organizaron dos marchas, a ratos empañadas por el lanzamiento de granadas lacrimógenas de la policía.

No tengo la intención de dejar de manifestarme. Defiendo mi pan y el de mis hijos. No podemos más, declaró Camille, asistente sanitaria.

Los seis meses de crisis social, representada por los chalecos amarillos, lastraron la popularidad del presidente Macron (alrededor de 27 por ciento lo aprueba). La lista de su partido para las elecciones europeas fue rebasada por la de la ultraderechista Marine Le Pen, en los sondeos publicados antes de las elecciones del domingo en Francia.