La investigación del asesinato de Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada y confundador de Ríodoce, “todavía tiene retos relevantes, no está concluida, aunque se ha logrado identificar a las personas que materialmente cometieron el homicidio, así como el modus operandi y las causas que lo generaron. Además, hay una clara línea de investigación y un plan a futuro” para determinar a los autores intelectuales, afirmó Ricardo Pérez Sánchez del Pozo, titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle).

En entrevista con La Jornada, refirió que “desde el inicio, la resolución de este asesinato se planteó como una investigación de gran envergadura, que implicaba muchos retos; había mucha falta de información, porque no había testigos presenciales ni elementos de prueba que permitieran identificar fácil y rápidamente a los agresores ni el motivo.

“Estas situaciones hicieron que la fiscalía incorporara nuevas herramientas de investigación para garantizar que se tenían perspectivas claras, sobre todo porque se ha tratado de un caso en el que se atentó contra la libertad de expresión.

Implicó innovar y usar por primera vez un análisis de contexto, llevar a cabo un estudio del trabajo periodístico de la víctima, una revisión específica de todos y cada uno de sus textos... Se revisaron miles, eso permitió ir estableciendo una teoría del caso cada día más robusta y que permitiera identificar todos estos factores que estaban alrededor de los hechos y que a dos años de haber iniciado esa investigación ha tenido frutos importantes, aunque todavía tiene retos relevantes y no está concluida.

El fiscal puntualizó que en estos dos años, entre los retos importantes que se presentaron para integrar la indagatoria estuvo el que se les aportaran informaciones falsas, pistas que no resultaron ser verídicas al principio y que representan todo un trabajo para ir descartando la información que realmente era relevante y la que carecía de sustento en los hechos.

–¿Recibieron información anónima en la que se les dijera sigan esta pista?

–Al principio (Javier Valdez fue asesinado al mediodía del 15 de mayo de 2017) hubo gente que creyó tener información de buena fe y gente no tan de buena fe que bajo la lógica de obtener algún tipo de beneficio proveyó datos que resultaron falsos.

Se analizó toda la información que tenía cierto viso de credibilidad, porque no sabes si llegará a ser relevante a final de cuentas. Al ser un caso sumamente mediático, atrae gente que tiene interés en aportar de buena fe y otra que quiere colgarse de este tipo de espacios.

–¿Hubo información que tuviera la intención de desviar las investigaciones hacia determinado grupo delictivo?

–Es muy difícil hacer una afirmación de esa naturaleza, ya que cuando una pista resulta ser falsa, se descarta y ya.

Estamos enfocados en encontrar a los homicidas de Javier. La mayor complejidad de esa parte fue eso, que había muchísima expectativa, exigencias y la investigación tuvo que correr al paso que la evidencia nos lo iba mostrando.

–¿Hasta dónde se han cubierto las expectativas en este momento?

–Estamos en una investigación abierta. Es muy importante no decir que ya concluyó la indagatoria, aunque creo que hemos dado pasos sólidos para llegar a la total resolución de los hechos. Estamos avanzando conforme la evidencia nos lo va mostrando y los procesos penales lo van requiriendo.

Entiendo que mucha gente exige justicia y quisiera que las cosas fueran más rápido, pero los procesos no son tan rápidos como a todos nos gustaría. Nos gustaría tener ya un juicio, poder presentar la teoría del caso, las evidencias y lograr sentencias; sin embargo, también tenemos que respetar los tiempos que marca el Poder Judicial para garantizar los derechos de los imputados. Hemos ido construyendo un caso sólido en los tiempos que nos marca la ley, concluyó.