l mercado ha dicho, mediante la licitación con invitación restringida a cuatro empresas con alta experiencia en construcción, diseño e instalación a escala mundial en refinerías –con un monto de inversión de 8 mil millones de dólares y un tiempo máximo de tres años para poner en operación una refinería de 340 mil barriles de capacidad instalada–, no pueden
.
La premisa inicial de la negativa está basada en el tipo de crudo de entrada de 22 grados API (grado de crudo por su densidad) y una salida de combustibles por arriba de 45 por ciento para gasolinas y 30 por ciento para diésel, por lo que debería realizarse una reconfiguración de esta refinería para ubicarla en cuando menos 100 mil barriles diarios.
Una refinería de esta capacidad debe realizarse debido a que no hay un análisis real por parte de la actual administración –ante la incertidumbre técnico-económica sobre la viabilidad de la inversión a realizar para el sistema nacional de refinación– que indique cuánto incrementará la vida útil de cada refinería y el incremento en volumen de salida de combustibles (no confundir porcentaje de capacidad con volumen de salida por cada barril de entrada, el cual da el retorno de inversión por medio de la venta de cada producto).
Debo aclarar que una evaluación financiera no parte de supuestos en promedios de referencias de planes, declaraciones y estadística generales alineadas para una refinería. Esto depende de que los ingresos estén ligados a la capacidad de tener la materia prima de acuerdo con la capacidad diseñada para refinación. El crudo de entrada para la nueva refinería deberá considerar que el sistema de refinación no podrá estar a más de 70 por ciento de utilización de su capacidad total (mil 615 millones de barriles diarios), ante el compromiso de exportación de crudo, y que el mantenimiento a cada una de ellas cumpla en tiempo y forma, pero ¿cuánto durará sostener el porcentaje de utilización? Si acaso, la refinería de Madero tiene una vida útil mayor a 10 años.
Los ingresos no pueden estar regidos por la utilización de la refinería en los primeros cinco años; el cálculo deberá estar referenciado al volumen máximo en porcentaje de cada barril de entrada a la planta a 90 por ciento de procesamiento (ninguna refinería en el mundo llega a 100 por ciento de utilización de la capacidad instalada). El margen de operación de cada refinería dependerá del costo operativo en función del tipo de planta, crudo y logística en el mercado a cubrir la demanda.
Con lo anterior, la corrida de un proyecto de refinación deberá considerar el tipo de crudo (costo dentro del balance financiero entre 50 a 60 por ciento con referencia a las ventas), y el volumen de producto con base en el requerimiento de venta por cada petrolífero alineado a la demanda del mercado. Comentado lo anterior, hoy no existe una definición de por qué sí o no la refinería, por tal motivo indicaré lo siguiente:
Para la refinería de Dos Bocas no se ha realizado un diagnóstico real que determine el monto y adecuaciones al sistema nacional de refinación a fin de determinar la vida útil real y el aumento en volumen de gasolina y diésel en cada una. Actualmente, por cada barril que entra al sistema nacional de refinación, obtenemos 32 por ciento de gasolina y 21 por ciento de diésel. Alguna de éstas podría colapsar y la nueva refinería la podría sustituir.
Una refinería de 340 mil barriles, no; es idónea una de 100 mil barriles. De acuerdo con mis cálculos y considerando un crudo de 24 grados API, se producirían 40 por ciento de gasolina y 30 por ciento de diésel por cada barril de entrada. Su inversión estaría en el orden de 4.5 mil millones de dólares y el precio de venta, antes de impuestos, por litro de gasolina sería de nueve pesos y siete para el diésel. Las ventas se ubicarían en 5 mil millones de dólares anuales con una ganancia neta de 20 por ciento; el valor presente neto sería de alrededor de 13 mil millones para 2040, la tasa interna de retorno de 28 por ciento y una relación costo beneficio de 1.5.
El mercado de esta refinería cubriría la región que comprende los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. La refinería de 100 mil barriles produciría alrededor de 36 a 40 mil barriles de gasolina y de diésel, entre 27 a 30 mil barriles diarios. La demanda actual de este mercado es de 62 mil barriles diarios de gasolina y en 2032 llegará a 90 mil. En el caso del diésel es de 53 mil y llegaría a alrededor de 100 mil.
Ante un incremento de la producción de crudo en Estados Unidos por un periodo de 20 años en campos no convencionales ( shale) por arriba de 8 a 9 millones de barriles diarios (actualmente hay 8 mil 500 pozos no terminados que tienen una producción parada de alrededor de 3 a 4 millones de barriles diarios), la iniciativa privada podría negociar la importación de crudo ligero a precio preferencial para realizar inversión en fraccionadoras o refinerías modulares de bajo costo. Actualmente, Estados Unidos ha incrementando las fraccionadoras y refinerías con capacidades de entre 50 a 100 mil barriles diarios, cuyos costos oscilan de 500 a 800 millones de dólares debido a la menor cantidad de procesos para obtener mayor porcentaje de gasolina (más de 50 por ciento) y diésel (40 por ciento).
De esta manera, los costos de refinación para el crudo pesado estarían en el mercado entre 8.5 y 9.5 dólares por el barril para gasolina y entre seis y siete para el diésel. En el caso del crudo ligero oscilaría de seis a siete dólares para la gasolina y de cuatro a 4.5 para el diésel, y en ambos casos el precio al consumidor dependerá del costo de refinación y materia prima.
En resumen, la administración del país debe evaluar un diagnóstico real de cada refinería en función del incremento de volumen de producción de petrolíferos de alto valor comercial y determinar su vida útil. La refinería Dos Bocas sí, pero con 100 mil barriles y con inversión privada para otras nuevas a fin de poder llegar a la autosuficiencia en combustibles.
El dinero no conoce de ideologías y la energía requiere de inversión con un análisis real de cada proyecto alineado con la demanda del mercado.
*Analista y asesor en energía y economía