En la primera conmemoración del Día del Trabajo en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, aproximadamente 30 mil integrantes (de acuerdo con cifras preliminares de la policía capitalina) de las organizaciones que integran el Congreso del Trabajo –afín al priísmo– se enfrascaron en una mezcla de llamados a la unidad para defender la vida sindical y una serie de reclamos entre ellos por la bulla que se generó contra sus dirigentes.

Los contingentes llegaron a la explanada del Zócalo de la Ciudad de México desde las 7 de la mañana, dos horas antes del inicio del acto. Lo hicieron animados por el lonche, la ropa deportiva y las gorras que les repartieron, y obligados ante el pase de lista en los distintos grupos. A pesar de ello, se vivió un ambiente desangelado, tendencia que ha persistido en años recientes.

Aunque dirigentes de varios sindicatos insistieron en el llamado a la unidad de los trabajadores sin importar las siglas de cada gremio, desde el primer momento en que el líder del Congreso del Trabajo (CT), Carlos Aceves del Olmo, emitió su mensaje, éste hizo reproches.

Tras escucharse de manera insistente el silbido de un tren, generado por integrantes del sindicato ferrocarrilero, el también líder de la CTM pidió que se respetara a los oradores. En especial tengo respeto por mi amigo Víctor Flores y me extraña mucho que hoy se tengan actitudes que no son normales en él durante este evento, agregó.

Aceves del Olmo dirigió su molestia contra la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que dirige su compañero en el Senado Pedro Haces, con quien ha tenido piques en declaraciones mediáticas.

Hoy está por aquí pasando sus anuncios una organización que no es del Congreso del Trabajo, que alguien lo autorizó para que viniera, que es la CATEM. Ellos no son del CT, los obreros, sí, pero no los líderes que acaban de llegar y quieren venir a meterse donde no se les ha invitado, agregó el priísta en clara alusión al senador por Morena.

El líder cetemista remató su discurso con un reclamo más por los silbidos que no cesaban. Esto sí no se los agradezco, a quien está silbando, póngase aquí y aunque esté yo malo de las piernas me parto la madre con el que sea.

Jesús Valencia Mercado, dirigente de la Confederación Revolucionaria de Trabajadores, señaló que la reciente reforma laboral mantiene elementos que perjudican a los trabajadores. Llamó al gobierno federal a corregirlos, lo cual, subrayó, no es ponerle piedras en el camino.

Se ha lanzado a la calle a más de 220 mil empleados federales y dicen que quieren llegar a 350 mil, indicó. Reyes Soberanis Moreno, secretario general de la Confederación Obrera Revolucionaria y vicepresidente del CT, también pidió al Congreso de la Unión que se respete la libertad sindical y rechazó el control corporativo estatal.

Los trabajadores apenas prestaron atención a los discursos de sus dirigentes. Mientras Reyes Soberanis exponía el panorama de la clase obrera –bajos salarios y más de la mitad en empleo informal–, los grupos preferían seguir el ritmo de las batucadas y otros bebían cerveza.