a sociedad estadunidense se prepara para celebrar una elección cuya importancia estriba en la posibilidad de transformar muchos de los atavismos que afectan negativamente su democracia. La forma en que los candidatos en general, pero particularmente los presidenciales, recaudan los recursos para sus campañas electorales es uno de los factores que más influye en el resultado de las elecciones en la Unión Americana. La información sobre el monto que recaudan es una obsesión que se advierte cuando, en casi cualquier medio de comunicación suele superar la que se ofrece sobre las plataformas políticas de los candidatos. Con algunas excepciones (1960, 1964,1976, 2016-FEC) los candidatos presidenciales que han recibido y gastado más en sus campañas han sido los triunfadores. Esta situación se acentuó cuando la Suprema Corte determinó que las corporaciones podrían ser consideradas como individuos, decisión que abrió la puerta a una cauda de recursos casi ilimitada en el proceso electoral. Por ejemplo, en 2008 se gastaron casi 3 billones de dólares (opensecrets.org), el mayor gasto en la historia de las elecciones en Estados Unidos.
Algunos estudios han tratado de explicar por qué los candidatos que más recaudan y gastan tienen mayores posibilidades de ganar. Uno de ellos fue elaborado por tres investigadores pertenecientes a las universidades de Pittsburgh, Houston y Northeastern. (https://us.sagepub.com/en-us/nam/open-access-at-sage). Entre las principales conclusiones del estudio, realizado con datos de la Comisión Federal Electoral de Estados Unidos (FEC, por sus siglas en inglés), se destaca que las contribuciones per cápita pueden explicarse a partir de tres elementos: distribución del ingreso, densidad de población, y movilidad de las personas. Las relaciones sociales en ciudades más densamente pobladas son más frecuentes y fáciles, lo que posibilita una mayor comunicación y por tanto una recaudación de fondos más fluida y efectiva. En ellas se ubican los mayores centros de trabajo, de finanzas, comercio y educación, además de los grandes sindicatos. En cambio, en poblaciones poco pobladas y distantes una de otra, la comunicación es más complicada y existe una menor comunicación interpersonal; son predominantemente agrícolas y el número de organizaciones sociales que caracterizan a las grandes urbes es menor. En las primeras el voto suele apoyar a los demócratas, en las segundas a los republicanos. Cabe agregar que, de acuerdo con información del censo, las ciudades grandes y medianas crecen desproporcionalmente a costa de las de menor tamaño y de las ubicadas en el campo.
Los fondos de buena parte de los candidatos republicanos, especialmente el presidencial, provienen principalmente de corporaciones, los sectores más adinerados de la sociedad y los Comités Políticos, PAC, responsables de recaudar fondos para las campañas. Buena parte de los recursos de los demócratas provienen de aportaciones individuales no mayores de 100 dólares, aunque algunos de ellos también reciben fondos corporativos, particularmente de sindicatos. Tan sólo en los primeros cuatro meses del año, Trump ha reunido 30 millones de dólares provenientes de corporaciones y de grupos de personas que pagan miles de dólares por asistir a sus actos (Político-22-2-20199). Esa suma se incrementa a 90 millones si se agrega lo recaudado en sus dos años como presidente (opensecrets.org). En los mismos cuatro meses, Bernie Sanders recaudó 18 millones provenientes de aportaciones individuales no mayores a 20 a 30 dólares. Lo destacado es que, según información de la campaña de Sanders, a la fecha hay más de un millón de personas que han contribuido con dichos fondos.
El asunto del dinero en las campañas es una de las razones por las que se considera que la democracia estadunidense está en juego. Hay otros factores, pero mientras no se cambie la forma de recaudar los recursos para el proceso electoral, la democracia continuará pervirtiéndose.