lo largo de su historia la especie humana ha hecho uso de la energía para alimentarse, para moverse y para crear objetos útiles para su subsistencia, aun sin saber que estaba haciendo uso de ella y sin comprender que el fuego, el viento y la corriente de los ríos no eran otra cosa que expresiones diferentes de la energía, pensando que eran más bien regalos de los dioses, uno de los cuales, sino el principal era el Sol. Su curiosidad innata les llevó pronto a aprovechar estos regalos para poblar el planeta, desarrollando e inventando formas cada vez más eficientes para su aprovechamiento. Fue así como surgieron las velas cuyo desarrollo hizo posible la navegación marítima y con ello el traslado y la distribución de enormes cantidades de materiales útiles para alimentar naciones enteras. De manera similar los molinos de viento con sus grandes aspas comenzaron a ser utilizados para la producción del azúcar y de la harina a partir de los cereales, mientras el fuego era utilizado para la preparación de alimentos, así como para el cocimiento de objetos de barro útiles para la construcción.
Durante los pasados siglos, la importancia del carbón como fuente generadora de energía hicieron posible la creación de máquinas capaces de multiplicar la capacidad humana para elaborar todo tipo de telas y objetos útiles, que permitieron mejorar los niveles de vida de un número creciente de países y revolucionar la transportación de materiales y personas transformando la vida de un buen número de naciones; los altos niveles de contaminación y la baja eficiencia de las máquinas movidas por el carbón llevó a los seres humanos a desarrollar el nuevo tipo de máquinas de combustión interna, utilizando el petróleo y sus derivados, generando una nueva transformación total del planeta durante el siglo XX, dando al mismo tiempo lugar a un nivel de violencia y destrucción inéditos que culminaron con dos guerras mundiales, seguidas de otras guerras aún más violentas, cuyo origen ha estado en casi todos los casos relacionado con la existencia de petróleo en el subsuelo de algunas regiones y por la falta del mismo en otras.
Con una inmensa riqueza petrolera, nuestro país ha sido objeto de presiones y conflictos políticos y económicos hasta este día y seguramente lo seguirá siendo en las décadas siguientes, aunque ciertamente no ha sido la única fuente de energía utilizada por nuestro país. De hecho durante más de siete décadas, la energía eléctrica generada en plantas hidroeléctricas además de la nucleoeléctrica de Laguna Verde, nos ha permitido contar con luz en nuestras ciudades, utilizar una gran diversidad de aparatos en nuestros hogares y alimentar la maquinaria de las fábricas que producen desde alimentos hasta automóviles, camiones y maquinaria pesada; aunque el consumo de petróleo sigue creciendo en el transporte urbano e interurbano, a partir de la utilización de un número cada vez mayor de vehículos, mientras en los países desarrollados se hacen grandes esfuerzos para fabricar autos y máquinas industriales movidos con electricidad, previendo el próximo agotamiento (estimado para 2050) de los yacimientos de petróleo existentes en el planeta y con el objetivo adicional de reducir los niveles de contaminación atmosférica.
Si bien, en los pasados años y hasta ahora se han realizado importantes desarrollos tecnológicos para aprovechar la energía del viento, cada vez se hace más claro que la principal fuente de energía del futuro serán las radiaciones solares, existiendo por ahora dos posibles variantes para su generación: El primero relacionado con los paneles solares utilizados profusamente en las luminarias urbanas y para la energía eléctrica de uso doméstico, y el segundo que se basa en la generación de energía térmica que es captada en tubos metálicos, que transportan aceites capaces de alcanzar temperaturas cercanas a los 500 grados centígrados, los cuales son utilizadas para generar electricidad mediante turbinas de vapor, la cual es utilizada para mover la industria y el transporte de las grandes ciudades de la actualidad, estimándose que en 30 o 40 años, ésta será la fuente de energía que cubrirá más del 90 por ciento de las necesidades totales del planeta.
Hasta el día de hoy, han sido pocos los casos en que científicos y técnicos mexicanos han sido capaces de realizar descubrimientos y desarrollos tecnológicos de alcance mundial, manteniéndonos como una nación periférica acostumbrada a adquirir los avances tecnológicos en otras naciones más desarrolladas que la nuestra, lo cual se ha debido no a la incapacidad de nuestros técnicos y científicos, sino a la falta de visión y el afán de enriquecimiento de los sucesivos equipos de gobierno de corte neoliberal, que han preferido comprar las innovaciones tecnológicas extranjeras, a financiar los proyectos científicos y tecnológicos que saben necesarios para el desarrollo futuro de nuestro país y para disminuir los niveles de dependencia tecnológica que hoy tenemos prácticamente en todo el espectro tecnológico, que nos impiden infundir confianza en la capacidad de nuestros propios recursos humanos, siendo esta área de las centrales generadoras de energía solar, un campo en el que debiéramos participar con decisión, dando un voto de confianza a nuestros técnicos y científicos en este campo estratégico de la generación de energía eléctrica, mediante el diseño y la fabricación de plantas termosolares pensando que hoy tenemos tiempo para lograr un éxito de la mayor importancia para el futuro de nuestro país.