Los buenos reporteros // Morena y sus candidaturas // Las cuotas de legisladores fifís
uando el reportero es responsable, profesional, pegado a su fuente, cuestionador, incisivo, desconfiado, curioso, aguzado y con una leche más tirándole a jocoque que a yogur, termina como el proveedor privilegiado de la mejor materia prima a la que un comentarista pueda tener acceso para opinar con hechos, casi de primera mano, sobre cualquier acontecimiento. Yo soy un deudor permanente de los reporteros de este diario y de otros muchos que caen en mis manos. Por eso procuro expresar siempre el nombre de a quien le debo los insumos a partir de los cuales me pongo a pelear, primero que nadie, conmigo solito. Todo esto viene a cuento porque tengo guardada desde hace tiempo una calurosa felicitación para don Roberto González Amador, quien por innegables méritos obtuvo dos reconocimientos: el primero, haber sido designado (después de una antigüedad de 25 años en este diario), jefe de la sección Economía, y el segundo, la expresión de amistad y confianza que le otorgó la Asociación Mexicana de Bancos al haber cubierto, con singular diligencia, los trabajos realizados por la AMB durante 15 años consecutivos. Como ningún banquero se escapa de traer dentro sí su propio Ebenezer Scrooge, esta humilde columneta ya tiene preparado su martini doble para esta doble celebración.
El reportero que esta vez se adelantó a mi trabajo es don Néstor Jiménez: ya cuestionó a la presidenta de Morena en relación con la manga anchísima con la que en ese partido –no selecciona– subasta sus candidaturas y, por los más pragmáticos y muchas veces deplorables criterios. Esta práctica sería entendible en el pasado cercano, pero no ahora, cuando las condiciones son tan diferentes. Hace muy poco, todo acercamiento a AMLO, aunque no tuviera el menor sustento ideológico, ni siquiera una constancia (made in Santo Domingo), de no antecedentes penales era agradecible, porque se trataba de una apuesta de alto riesgo: ¡Que se nos haga la chica, que se nos haga!
Imploraban cientos de prófugos de las cavernas y albañales en que habían convertido la historia heroica de los comunistas mexicanos. Pervirtieron a partidos, a las organizaciones las convirtieron en tribus y a las células en pandillas.
Ofrecieron votos corporativos, uncidos a los cepos atados a los tobillos de los ciudadanos en jodencia que impedían todo paso libre: tarjetas bancarias que eran como el hierro marcado a fuego en la piel: propiedad de Toledo
, propiedad de Valencia
, los tinacos, la tubería, la pintura. Por eso en Morena no escasean ni la morralla ni los egresados del Oxfordmatorio. Pero esa runfla ideológica y moral no puede prevalecer. Aquí sí, que cada día es más urgente una evaluación
de estos simpatizantes, adherentes y militantes comprometidos con la 4T (por el novedoso sistema de la militancia outsourcing). Caterva de clones de un Chucho El Roto: Bizarro,
por supuesto. Izquierdosos bandoleros que se empeñaron en convertir el estado de Morelos o las alcaldías de Coyoacán, Iztapalapa, et al, en círculos mucho más feroces que los que convulsionaron el magín de Alighieri al describir su Uberperiplo dentro de los infiernos.
Sólo así se entiende cómo Morena, por la ilusa transfiguración de panes en peces o de panes en chamucos o simples bolillos, aceptara la incorporación de unos cientos de fifís que ahora comenzarán a cobrar dividendos.
Ya leí los primeros y desvergonzados pagarés de la diputada Ana Miriam Ferráez Centeno y de la senadora Lilly Téllez por haber cumplido con la aguerrida encomienda de hacer ganar al desvalido y desconocido candidato de Morena. Su alegato es incontrastable: ellas ya le dieron los votos para ser Presidente. Ahora que no las deje colgadas del perchero.
Sobre la primera daremos luego sus datos generales, pero no podemos comprometernos a llevar a cabo una transcripción puntual de los argumentos que ha dado a conocer en su progresista y, sin lugar a dudas, racional propuesta para combatir la violencia de género, ya que pese a todas las gestiones realizadas en el Centro de Idiomas de la UNAM, todavía nadie le ha encontrado sentido a las sugerencias, pero la carpeta de investigación no se ha cerrado.
Por lo que respecta a doña Lilly, la devota, leal, honorable y comprometida senadora de Sonora, para qué adelantamos vísperas. Esperemos un ratito.
Twitter: ortiztejeda