Sábado 20 de abril de 2019, p. 6
Chihuahua, Chih., Rarámuris que habitan en asentamientos indígenas de la ciudad de Chihuahua celebraron Semana Santa con la danza de pintos y fariseos, conforme a los usos y costumbres de la etnia y al compás de tambores.
La tradición rarámuri de Semana Santa (Norirwachi) dio inicio el Domingo de Ramos, con la bendición de las palmas, y culminará el Domingo de Resurrección, cuando los rarámuris quemen al Judas.
Durante viernes y sábado los rarámuris se congregan para bailar en el atrio del templo de San José de los Tarahumaras, en la periferia de la ciudad de Chihuahua.
Bailaron la danza de pintos y fariseos que destaca por el colorido de los trajes típicos, que contrasta con su piel con manchas blancas de cal, la cual pintan así para representar al hombre blanco (chabochi), que con su maldad traicionó a Jesucristo y lo entregó a los romanos.
La Semana Santa se desarrolla bajo la premisa de que Dios creó a los rarámuris y el diablo al hombre blanco, por ello bailan durante viernes y sábado, para curar al sol y al mismo tiempo permitir la resurrección de Cristo.
La lucha entre el bien y el mal se representa mediante la danza de dos bandos: los pintos y los fariseos, al compás de tambores, coincidiendo con el inicio del ciclo agrícola.
A partir del triunfo del bien sobre el mal (representado por la muerte y la quema del Judas), los rarámuris, tanto en la Sierra Tarahumara como en las ciudades, hacen peticiones de salud, buenas cosechas y lluvia a Onorúame-Eyerúame (dios padre y madre).
La danza de los pintos y fariseos consiste en filas que giran y se mueven al mismo tiempo al ritmo de un tambor, los indígenas alternan turnos para danzar durante horas sin detenerse.
Los que bailan siguen el ritmo del tambor que marca el líder del grupo al frente de la fila, al mismo tiempo otros descansan y observan mientras beben tesgüino, en espera de bailar otra vez y suplir a los que estén cansados.
La danza también se realizó al comenzar la Semana Santa, el Domingo de Ramos, en la Plaza Mayor de la capital del estado, por iniciativa de la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas para dar lugar al papel central que la celebración tiene en todas las explanadas y atrios de las comunidades rarámuris en la Sierra Tarahumara.
Aunque por tradición la danza de pintos y fariseos es sólo para los hombres y niños, cada vez resulta más común que bailen mujeres y niñas, que alternan turnos con los hombres o incluso grupos de mujeres adolescentes que bailan aparte al ritmo de sus propios tambores.