Washington. Molesto por la lentitud y la inercia burocrática de la NASA, el gobierno de Donald Trump anunció este martes que adelantará el regreso de astronautas estadunidenses a la Luna de 2028 a 2024.

Así lo señaló el vicepresidente Mike Pence durante un discurso muy duro contra la agencia espacial, en Rocket City, Huntsville (Alabama, sureste), donde se construyen desde la década de 1960 los cohetes estadunidenses.

Por orden del presidente, la política oficial de esta administración y de Estados Unidos es hacer volver a los astronautas de este país a la Luna en cinco años, precisó Pence, quien preside el Consejo Nacional del Espacio, ente creado por Trump tras su arribo a la Casa Blanca.

La primera mujer y el próximo hombre en la Luna serán estadunidenses, lanzados por cohetes estadunidenses desde suelo estadunidense, agregó, confirmando lo que había anticipado recientemente el jefe de la NASA, Jim Bridenstine: que sería una mujer la próxima en caminar por el suelo lunar, que no ha pisado desde 1972.

Trump se comprometió a sacar a la NASA del sopor en el que había caído tras el fin del programa de transbordadores espaciales en 2011, y en 2017 fijó como objetivo el regreso a la Luna en una primera etapa de la exploración humana de Marte.

La agencia finalmente estableció un programa paulatino de envío de robots e instrumentos, antes de que un humano arribara al satélite.

No es suficiente, somos mejores que eso; nos tomó ocho años ir a la Luna la primera vez, hace 50 años. No debería llevarnos 11 años volver, declaró Pence.

Comparó a Trump con John F. Kennedy, dos soñadores. Revivió el discurso de la guerra fría, sustituyendo a la URSS por China como un gran rival en el espacio.

Estamos comprometidos en una carrera espacial como en los años 60, pero lo que está en juego es más importante, indicó.

Recordó que China logró colocar un robot en el lado oculto de la Luna.

Lejos del tono laudatorio utilizado habitualmente para referirse a la agencia espacial, Pence criticó los retrasos y los miles de millones de dólares adicionales del presupuesto que ha implicado la construcción del cohete SLS, encargado a Boeing y cuyo primer vuelo (no tripulado) estaba programado para 2020, hasta que la NASA anunció recientemente que no estaría listo a tiempo.

Si los contratistas actuales no pueden lograr este objetivo, encontraremos otros que sí podrán, advirtió a Boeing.

Le pediremos a la agencia no sólo que cambie la política, sino que adopte una nueva mentalidad, continuó.

Debe transformarse para convertirse en una organización más ligera, más ágil y responsable. Si no es capaz de enviar astronautas estadunidenses a la Luna en cinco años, debemos cambiar la organización, no la misión.

Mensaje perfectamente recibido, respondió Bridenstine, quien aseguró que se acelerará la construcción del SLS.