Mil 100 partituras del Archivo Histórico de la Ciudad de México, que forman parte del repertorio de la Orquesta Típica de la Ciudad de México, están en proceso de rescate y digitalización, explicaron a La Jornada el director artístico de la agrupación, Luis Manuel Sánchez Rivas, y el director adjunto, Salvador Guízar Murillo.

‘‘Es muchísima la historia que se encuentra en esas obras, toda vez que este año la Orquesta Típica de la Ciudad de México cumple 135 años, por lo que es considerado el ensamble orquestal más antiguo, no sólo de la capital, sino del país”, sostuvo Sánchez Rivas.

De esas mil 100 partituras, unas 350 obras ya han sido revisadas y se han digitalizado unas 100, adelantó Guízar Murillo. ‘‘El proceso de revisión y catalogación para el uso práctico del archivo de la Orquesta Típica está ahora en 35 por ciento”.

Entre las más antiguas desataca una obra de 1920, añadió. ‘‘Es una pieza de Ricardo Castro, compositor y pianista duranguense, considerado uno de los más importantes del periodo nacionalista, titulada Atzimba”.

Como parte de la primera temporada 2019, la Orquesta Típica de la Ciudad de México, declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México en 2011, ofreció ayer un concierto especial en el Zócalo capitalino para celebrar la entrada de la primavera, donde se erigió un kiosco.

Homenaje a María Grever y Consuelo Velázquez

Primavera mexicana integró obras en homenaje a dos reconocidas compositoras mexicanas: María Grever y Consuelo Velázquez. Se interpretó el popurrí Amorosas, con arreglos de Fredy Moreno, el cual articuló cuatros piezas de esas dos grandes compositoras: Júrame, Cuando vuelva a tu lado, Bésame mucho y Cachito cachito.

La Orquesta Típica de la Ciudad de México interpretó también la festiva composición Conga del Fuego Nuevo, de Arturo Márquez; Sones de México, de Jorge Cozatl, que reúne La Bamba, Cielito Lindo y Son de la negra, a los que le siguió el popurrí Amorosas.

Para concluir con el foclor de las interpretaciones de Alma llanera, de Pedro Elías Gutiérrez. y el danzón Nereidas, de Amador Pérez Dimas.

El titular de la Secretaría de Cultura capitalina, José Alfonso Suárez del Real, recordó que en el Zócalo, en 1879, la familia Escandón regaló para la ciudad un kiosco y esa vez la agrupación que lo inauguró fue la Orquesta Típica de la Ciudad de México.

La idea es festejar la llegada de la primavera y revivir las presentaciones musicales de finales del siglo XIX y principios del XX, ‘‘al generar el encuentro del espacio tradicional de nuestros bisabuelos con el espacio de nuestros jóvenes y niños”, concluyó el funcionario.