Pese a las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador a favor de la protección del medio ambiente y por mitigar el calentamiento global, sus políticas en materia de energía y crecimiento económico van totalmente en sentido contrario, pues se basan en un modelo contaminante de extracción y consumo masivo de hidrocarburos.

Así lo advirtió Pablo Ramírez, integrante de la campaña de calidad del aire de Greenpeace México, quien lamentó que el gobierno del tabasqueño haya tomado medidas que van contra su supuesto compromiso con el cuidado ecológico, como la reducción del presupuesto de adaptación al cambio climático y el freno a los incentivos para las energías renovables.

Cuando López Obrador quedó como Presidente, uno de sus primeros posicionamientos en temas medioambientales fue ratificar el Acuerdo de París (para reducir gases de efecto invernadero), lo cual es un acierto, pero en la práctica sus políticas energética y ambiental no tienen congruencia, señaló.

Un ejemplo de ello es que la estrategia de desarrollo económico de este gobierno descansa en gran medida en la extracción intensiva de petróleo y su refinación, lo cual es incompatible con las metas del país de llegar a su tope máximo de emisión de gases de efecto invernadero en dos años, para después ir bajando ese indicador de forma constante hasta 2030.

Además, la administración de López Obrador canceló las rondas de subastas de energía, en las cuales la electricidad generada con fuentes renovables había avanzado de forma notable; redujo el presupuesto de 2019 para adaptación y mitigación del cambio climático, y se ha resistido a prohibir explícitamente el uso del fracking.