cinco años de su reintegración con Rusia, la península de Crimea está viviendo el mejor periodo desde la desintegración de la URSS. La región logró superar el estado de abandono de la época ucraniana y se convirtió en un lugar que atrae el turismo y la inversión, asegurando el bienestar y los derechos de todos sus habitantes.
El 18 de marzo de 2014 la República Autónoma de Crimea y la ciudad de Sebastopol, basándose en la voluntad de su pueblo expresada en los resultados del referéndum que las autoridades constitucionales habían celebrado unos días antes, después de un largo viaje retornaron a su puerto de matrícula, según las palabras del presidente ruso Vladimir Putin. Esta metáfora se explica por el hecho de que Sebastopol haya sido la base de la marina del mar Negro de Rusia a lo largo de los pasados 200 años y que la población de la península –de aplastante mayoría rusa– no quiso ser víctimas de la violencia desatada en Ucrania por el golpe de Estado de 2014. Entendían que no les esperaba nada bueno con el decreto de las autoridades golpistas de Kiev que prohibía el uso oficial del idioma ruso y las amenazas nacionalistas que decían Crimea es ucraniana o inhabitable
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Es importante anotar que esta decisión corresponde al derecho a la libre autodeterminación consagrado en la Carta de la ONU, sin que contradiga al principio de la integridad territorial.
Mientras que Ucrania prohibió que los cantantes ucranianos participaran en el certamen musical de la Eurovisión por razones políticas, pues los aspirantes reconocían Crimea como parte de Rusia, la vida en la península sigue mejorándose.
A pesar de los bloqueos energéticos, hídricos y de transporte que le realizó Ucrania, así como las provocaciones en el mar Negro y el estrecho de Kerch, en tan sólo cinco años Crimea se ha convertido en el lugar que atrae cada vez más turistas e inversión. El problema del bloqueo se resolvió al construirse el puente que une la península con la parte continental del país, dos centrales termoeléctricas para garantizar el abasto de electricidad, y ya está por completarse la carretera que atraviesa toda la península. A pesar de las sanciones, Moscú no se olvida de la cultura e invierte en la conservación del patrimonio cultural de la Unesco en Crimea (Quersoneso es la cuna del cristianismo ruso).
Se han adoptado leyes que garantizan los derechos de todos los grupos étnicos que habitan la península, incluyendo los rusos, ucranios y tártaros crimeos. Todos están representados en el poder y sus lenguas son oficiales en la región.
Ya visitaron Crimea muchas delegaciones extranjeras, incluyendo los parlamentarios de Francia, Alemania e Italia, que pudieron verificar el progreso. Ahora la península se prepara para recibir más visitas durante el Quinto Foro Económico Internacional de Yalta a celebrarse este abril. Nos gustaría que en el futuro próximo los legisladores y empresarios mexicanos también hicieran un viaje a Crimea para conocer en vivo los procesos que está viviendo esta península rusa.
* Embajador extraordinario y plenipotenciario de Rusia en México