En las compras de medicinas, los distribuidores son para las instituciones públicas el equivalente a ir al supermercado donde se encuentra todo lo necesario, en este caso, cerca de 6 mil claves de productos para el control o cura de enfermedades. Algunos sobresalen porque manejan los de moléculas de alta especialidad y/o protegidas por patente y son de mayor costo, señalaron fuentes cercanas al sector.

La cadena comercial se completa con la entrega de los productos en cada almacén o farmacia, según determine el comprador, lo que también requiere cubrir condiciones específicas como sistemas de almacenaje y refrigeración para asegurar la estabilidad de las moléculas, su calidad y eficacia terapéutica.

Esas necesidades de los laboratorios farmacéuticos y sus productos las han cubierto sólo algunas empresas distribuidoras con capacidad económica para invertir. De ahí la concentración en esta parte de la cadena comercial, explicaron los entrevistados.

Consultados sobre la lista de empresas que en años recientes han ganado la mayoría de las licitaciones para la venta de medicinas al sector público, de acuerdo con información que dio a conocer el gobierno federal el pasado martes, explicaron que al monto de más de 303 mil millones de pesos que se gastaron durante el sexenio pasado faltan los retrasos en pagos, que equivalen a por lo menos 10 por ciento de ese monto.

Eso se convierte en deuda que, en el mejor de los casos, se solventa en unos tres meses, pero en otros se cubren de manera parcial y se recuperan con nuevos contratos, como ha sido el caso de varios gobiernos estatales y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), que desde hace varios años tiene con proveedores.

Luis Antonio Ramírez, su director, dijo en el Senado que se deben 20 mil millones de pesos, de los cuales aproximadamente 3 mil millones son por medicamentos. Sólo las empresas grandes pueden aguantar los incumplimientos de pagos y es porque venden grandes volúmenes de producto.

Empresas pequeñas no podrían sobrevivir con deudas de millones por año y además cumplir con los pagos que, a su vez, deben hacer a los fabricantes de medicinas.

Los especialistas consultados por La Jornada destacaron que distribuidores se han convertido en financiadores para el sector y si obtienen contratos millonarios también se explica, en parte, porque se trata de medicinas de patente y de alta especialidad, las cuales se desarrollan mediante ingeniería genética (biotecnológicos) y métodos cada vez más sofisticados para tratamientos contra el cáncer, males neurológicos y de baja prevalencia, entre otros. Estos son los de más alto costo, aunque no necesariamente los de mayor volumen en ventas.

En la lista de las 10 distribuidoras que tuvieron 80 por ciento de recursos invertidos en la pasada administración se encuentra Birmex.