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Mi esposo está en la cárcel, llora campesina de Guerrero
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de marzo de 2019, p. 9

Susana aguanta el llanto cuando se le pregunta a qué se dedica su esposo...

Entre la fila de mujeres indígenas de Chilapa, Guerrero, traídas a la Ciudad de México por el Frente Auténtico del Campo (FAC) para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, la joven busca con la mirada a su hija más pequeña, quien juguetea en el suelo con otros niños. Son las 10 de la mañana, el Sol empieza a apretar. Las mujeres están perfectamente formadas sobre la avenida Bucareli, a un lado del Reloj Chino.

Están en completo orden, no rompen la fila: apenas platican y ríen entre ellas. De un lado, las de playera verde de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas y, del otro, con playera blanca, las de la Coalición de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas. Muchas no hablan español, sino su lengua originaria.

Susana lleva falda típica verde, artesanalmente colorida con listones. Usa un rebozo naranja atado en la cintura y de la orilla de éste se sujeta su pequeña, a quien le puso en la cabeza la mascada naranja que les regalaron. Encima de su blusa tradicional trae la playera blanca que le dieron los del FAC y, previsora, también un paraguas. Aguantaron dos horas bajo el Sol, sin protestar, hasta que salió la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, e inició el recorrido en la descubierta de la marcha rumbo al Monumento a la Revolución.

La mujer de San Jerónimo Palantla, Chilapa, fue madre a los 15 años y, por tanto, sólo estudió hasta primero de secundaria. Ahora tiene tres hijos: de ocho, seis y la pequeña de tres. Ella tiene 23 años y se dedica, dice, al hogar y a cuidar a mis hijos. Como todas, se levanta temprano y alista a sus dos mayores para llevarlos a la primaria. Vuelve a casa, se afana en el quehacer y la comida y vuelve por ellos a la una.

La mujer es la importante

El jueves vino a la ciudad junto con sus vecinas en un autobús, a celebrar a la mujer. Ella es la más importante, es la que hace todo en la casa, todos los días, comenta.

Al lado de las mujeres de blanco está la camioneta del sonido. Una dirigente arenga: De norte a sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha cueste lo que cueste.

–¿Y tu esposo qué hace?

–Mi esposo no está.

–¿Está en otra ciudad?

–No, está en la cárcel.

–¿De qué lo acusaron?

–De homicidio calificado (en 2016).

–¿Ya lo sentenciaron?

–No, le dijeron que le van a dar sentencia, pero no le dan. Y yo no sé. Él no tiene licenciado (abogado defensor).

–Y mientras, ¿quién te apoya?

–Nadie.

–¿Y cómo le haces para darles de comer a tus hijos?

–Yo hago el esfuerzo, hago petates para venderlos.

Susana aprieta los puños para seguir aguantando el llanto, toma la mano de su hija y vuelve a la fila.