Se arriesga al subir de división
Martes 26 de febrero de 2019, p. a11
Miguel Ángel Mikey García resume un fragmento de la realidad mexicana. Es hijo de un migrante, don Eduardo, quien llegó a California a cosechar fresas. La familia creció y los hijos fueron educados como mexicanos en Estados Unidos; don Eduardo se esforzó por que no perdieran las raíces con la tierra de origen, aunque sí se empeñó en que estudiaran y hablaran una lengua que él nunca aprendió.
Los hijos de don Eduardo se volvieron boxeadores. Dos de ellos conquistaron títulos mundiales: Robert, hoy entrenador de élite, y Mikey, un peleador que se mueve en las grandes carteleras y ha ganado prestigio en Estados Unidos; ha sido campeón en tres divisiones diferentes por varios organismos.
El 16 de marzo, Mikey subirá de división, de los ligeros se arriesgará por el título wélter ante Errol Spence Jr, ambos invictos, por lo que se espera un combate memorable.
Es un pedazo de la realidad mexicana más allá del boxeo
, describe Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, quien decidió entregar al vencedor un cinturón de diamante que sólo se ofrece en contiendas especiales.
Esta pelea representa también el surgimiento de una nueva generación destinada a alcanzar lo más alto del boxeo
, agrega Sulaimán; quien gane estará junto a los históricos en este deporte, la importancia de esta pelea, sin temor a equivocarme, es comparable a la de Julio César Chávez ante Meldrick Taylor
.
Cuando su carrera estaba en ascenso, Mikey estuvo un par de años inactivo. Un conflicto legal relacionado con su contrato lo obstaculizó. Prefirió la inmovilidad que permitir que abusaran –desde su perspectiva– de su situación laboral.
Es un boxeador que prefirió dejar de pelear antes que renunciar a sus principios
, cuenta Sulaimán; “eso describe muy bien la carrera y personalidad de Mikey García”.
Después de regresar al boxeo, de que se especule una posible pelea ante la sensación ucrania Vasiliy Lomachenko, Mikey ha decidido catapultar su carrera. Eligió el camino más complicado y subirá a una división en donde –comenta Sulaimán– tiene todo en contra. Un abanico interesante de rivales, pero todos con mayor ventaja de estatura y alcance. Mikey deberá demostrar el material del que está hecho.
Toda la gente a su alrededor
, cuenta Sulaimán, desde su padre, su hermano Robert y el promotor, le dijeron que no subiera de categoría, que no lo necesitaba, pues era campeón ligero por dos organismos, pero él quiere llegar muy arriba y asumió el reto más peligroso
.
Para Sulaimán el combate ante Spence Jr es representativo del surgimiento de una nueva generación de boxeadores del más alto nivel. El ganador –agrega– se convertirá uno de los mejores libra por libra del momento.
No sólo el reto y el cinturón están de por medio –considera–, sino que Mikey puede instalarse como un nuevo ídolo para los mexicanos. Si Saúl Canelo Álvarez es el representante más reconocido del boxeo nacional, Mikey puede asumir un papel protagónico y ser reconocido por el público de este país.
Además de un emblema en este momento en el que hay un discurso de odio contra nuestro país
, plantea Sulaimán; “la construcción de muro para marcar la frontera, en ese contexto la carrera de Mikey puede convertirse en un poderoso mensaje”.