l año pasado se habilitó la séptima línea del teleférico que une La Paz –el segundo pico más alto de Bolivia– con la vecina ciudad de El Alto. El medio de transporte que comenzó a funcionar hace cuatro años recorre 35 kilómetros y están proyectadas tres líneas más que serán entregadas gradualmente este año.

Sin embargo, el teleférico, que costó unos 800 millones de dólares, tiene cada vez más sombras que luces. La razón es que el pasaje recibe una subvención no cuantificada del gobierno y que hay pocos usuarios en tres de las siete líneas, de acuerdo con estadísticas de la empresa estatal Mi Teleférico, que es la que administra el sistema.

El tráfico en estas tres líneas es reducido porque abordarlo resulta caro para los habitantes de La Paz, en comparación con el precio de los pasajes de la alternativa de transporte público. El boleto del teleférico vale tres bolivianos (40 centavos de dólar) y el de los minibuses es dos bolivianos (30 centavos).

El gobierno de Evo Morales subvenciona el funcionamiento de la empresa Mi Teleférico, cuyo gerente, César Dockweiler, aseveró que en cuatro años se ha transportado a 135 millones de pasajeros.

Sin embargo, en el caso boliviano se contrató a compañías para diversos trabajos de ingeniería civil y una de las favorecidas fue la constructora Cotienne, del empresario paraguayo-venezolano Carlos Gill Ramírez, allegado al presidente boliviano.

Gill, propietario del diario de este país La Razón, también posee un 50 por ciento de las acciones de la ferroviaria boliviana Oriental y Andina, mientras en Venezuela es dueño de diversos medios de comunicación, entre ellos, el diario El Nacional o la revista Hola, entre otras empresas.

El empresario reveló que se reúne habitualmente con el presidente Morales para hablar de logística. Yo soy el pionero del tren bioceánico, que es muy importante para Bolivia. Hoy estamos en 2.2 millones de toneladas, mil 500 vagones e inversiones por 250 millones de dólares (en ferroviarias bolivianas Oriental y Andina), según público el diario El Deber.

Carlos Gill: venezolano ligado a Chávez, a Maduro y a Evo, que se dedica a hacer negocios con el Estado, tanto en Venezuela como en Bolivia. Para eso quieren otros 14 años en el poder (en alusión a una cuarta postulación de Evo Morales en las elecciones de octubre de 2019), destacó por Twitter el líder de la oposición política, Samuel Doria. El también empresario censuró que Gill haya conseguido grandes contratos para su constructora Cotienne desde que Morales asumió la presidencia por primera vez.

Dpa