Hallazgo en Medio Ambiente
arece increíble, pero cada día el nuevo Gobierno de la Ciudad de México encuentra, y denuncia, algún desastre de la administración pasada. Los damnificados por el sismo, los bomberos y hasta los desarrolladores levantan quejas sobre alguna irregularidad.
Desde luego, tenemos que aclarar que no todas esas denuncias son tan graves ni tan ciertas, pero hay algunas que parecen tener especial valor por lo que significan, y es que no podemos olvidar que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, estuvo al frente de la secretaría encargada de proteger el medio ambiente, y que las cosas que suceden en ese entorno le preocupan especialmente.
Apenas ayer, en esa dependencia despachaba Tanya Müller Molina, con quien el asunto de la salud del medio ambiente no estuvo tan bien cuidado; y lo peor, hay indicios, nos cuentan, de algunas irregularidades, por llamarlas de alguna manera, que se dieron durante su gestión.
Aunque según los dueños de los verificentros de la ciudad hoy por hoy es prácticamente imposible hacer trampa en la revisón, hay otros negocios, como los preverificentros, que entrañan la posibilidad de tener un vehículo en condiciones óptimas para poder circular.
Y es ahí donde las historia empieza a oscurecerse. En la Secretaría de Medio Ambiente despachaba nada más ni nada menos que un señor con nombre Roberto Sanciprián como director de Vigilancia Ambiental, quien además formulaba las condiciones técnicas que debería cumplir cada uno de los centros de verificación.
Ese era el trabajo del señor Sanciprián, según nos cuentan. Cómo debería ser y cómo tendría que funcionar una estación para la revisión vehicular era su principal preocupación, y por ahí algún aprovechado estaba perfectamente claro en el saber de este funcionario.
En mayo del año pasado, para dar un poco de contexto, se otorgaron permisos para la apertura de 57 nuevos verificentros, porque los 55 que existían no lograban satisfacer la demanda que se tiene hoy día. La licencia para trabajar de esos nuevos centros se dieron conforme a los lineamientos de Sanciprián, que ya iniciada esta administración aún despachaba en esa secretaría.
Aunque no tenemos una confirmación sólida, hoy nos aseguran que el ex director de Vigilancia Ambiental labora en la empresa que ganó 14 de las 57 licitaciones que se dieron el año pasado, que pertenece al grupo Guadalajara, del que no se habla muy bien.
Total, la supuesta anomalía parece ser investigada por las autoridades del nuevo gobierno de la ciudad; nos parece que en la propia Procuraduría General de Justicia, donde la chamba está al tope. Ya veremos que sucede.
De pasadita
Hay algo que uno no se explica. Aunque cambió la administración los policías no aparecen en las calles de la ciudad. El número de azules parecería ser suficiente para tener una vigilancia mayor más allá de los patrulleros que se ven de vez en vez.
Bueno, hay que abundar que mientras la jefa de Gobierno hace esfuerzos por tratar de cambiar los paradigmas de la violencia en la ciudad, buena parte de los policías de tránsito están convertidos en los guaruras de las compañías de parquímetros, que, según dijo la propia Claudia Sheinbaum, ganan un dineral.
Es muy probable que el joven jefe de la policía, Jesús Orta, ni enterado esté del asunto, pero si lo sabe habrá que recordarle que el salario de los policías proviene del impuesto que pagamos todos los contribuyentes, y que llevar a los de tránsito a esas tareas podría ser una desviación de las funciones y de la hacienda pública. Que alguien le avise qué pasa en las calles.