Domingo 27 de enero de 2019, p. 29
A pesar de ser uno de los trastornos neurológicos crónicos más comunes en el planeta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 50 por ciento de las personas que padecen epilepsia no reciben ningún tratamiento. Al dar a conocer los datos más recientes sobre el estado de esta enfermedad, destacó que al menos 50 millones de personas tienen epilepsia, y de ellas 5 millones viven en América Latina y el Caribe.
Al respecto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que dos terceras partes de los países de la región no disponen de un programa para la atención de la epilepsia en el sector salud y 80 por ciento no tienen una legislación apropiada relacionada con este mal, por lo que aún existen marcos legales discriminatorios y carentes de fundamento científico en el trato que se le da a estos pacientes.
En el documento El abordaje de la epilepsia desde el sector de la salud pública. 2018, elaborado por la OPS y la OMS, alerta que uno de los problemas clave para el tratamiento de esta enfermedad son las limitaciones en la identificación, manejo y seguimiento de los casos de epilepsia en la atención primaria de salud. A ello se suma que en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe el nivel secundario o especializado para atender estos pacientes tiene serias limitaciones o es casi inexistente.
Las organizaciones multinacionales recomiendan a los estados miembros elaborar y aplicar un Programa Nacional para la Atención de la Epilepsia que ayude a los pacientes a acceder a una adecuada ayuda médica.
La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica que afecta a personas de todas las edades y se caracteriza por provocar crisis de forma recurrente. Sus causas son múltiples, en algunos casos subyace una base genética, pero otras causas frecuentes de la epilepsia son el daño cerebral causado por lesiones prenatales o perinatales (falta de oxígeno o por traumatismos sufridos durante el parto).
También se puede detonar esta enfermedad por anomalías congénitas o malformaciones cerebrales, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, infecciones neurales tales como las meningitis, encefalitis y neurocisticercosis, así como los tumores cerebrales.
Sin embargo se estima que en alrededor de la mitad de los casos no se puede determinar una causa específica para el desarrollo de este mal.
La OMS estima que cada año se diagnostican en el mundo dos millones de casos nuevos. Los estudios indican que la incidencia anual en los países desarrollados es aproximadamente de 50 casos por cada 100 mil habitantes, mientras que en los países en desarrollo esta cifra casi se duplica a 100 por cada 100 mil.