Angela Merkel y Emmanuel Macron firman el Tratado de Aquisgrán: ¿A tiempo o muy tarde?
uando la Unión Europea sufre los embates de la desglobalización y el ascenso de los nacionalismos centrífugas,World Socialist Web Site (WSWS), pese a su sesgo trotskista, desmenuza el nuevo tratado franco-alemán de Aquistrán de los alicaídos Emmanuel Macron y Angela Merkel (http://bit.ly/2Thg8h1).
WSWS impugna su agenda agresiva e impopular para imponer en toda Europa regímenes de Estados-policiacos
, cuando en medio de las amenazas de guerra comercial de EU, las relaciones trasatlánticas se están desintegrando y Alemania trata de remilitarizar (sic) su política exterior
, mientras Macron exhorta a que “Europa debe estar preparada para enfrentar a Rusia’, China o EU”. ¿A los tres? ¡Qué temeridad!
Le Monde enuncia que Macron y Merkel desean relanzar la cooperación franco-germana
en Aix-la-Chapelle (Nota: Aachenen alemán y Aquisgrán en español), que es repudiada por la extrema derecha de los dos países que critican su pérdida de soberanía nacional
(https://lemde.fr/2TeL4hP). Esta es una verdad a medias ya que Jean-LucMélenchon, líder del partido Francia Insumisa –que según la esquizofrénica lingüística neoliberal es de la extrema-izquierda populista (sic)
'– fustigó el carácter neoliberal del pacto: un paso atrás para nuestra soberanía
y un retroceso social y ambiental
.
Le Monde diagnostica correctamente el ascenso de los nacionalismos
y no se clava en el término peyorativo de populismo
.
Llama la atención la coordinación franco-alemana en la investigación sobre inteligencia artificial y otras innovaciones de vanguardia
, quizá en alusión al arma supersónica Avangard de Rusia.
El nuevo PACTO debe completar
el previo Tratado del Eliseo de hace 56 (sic) años entre el general Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, quienes concretizaron la reconciliación franco-alemana. Aquí discrepo, porque no son comparables a la magnificencia del general De Gaulle y de Adenauer, ni veo cómo estos dos hubieran avalado el caníbal neoliberalismo de Macron, apadrinado por la banca Rothschild, ni el monetarismo centralbanquista de Merkel, dependiente de Deutsche Bank y Goldman Sachs. El nuevo tratado de Aquisgrán/Aachen/Aix-la-Chapelle –que debería empezar por tener un sólo nombre–, prevé una convergencia de las políticas de defensa, económica y extranjera, la cooperación transfronteriza y una Asamblea Parlamentaria común de 100 diputados
.
¿Será un Parlamento binacional dentro del europeo donde se avecina el tsunami nacionalista en las elecciones de mayo?
Marine Le Pen, dirigente de Agrupación Nacional, (anterior Frente Nacional) de extrema derecha
acusó al jefe de Estado galo de desear compartir con Alemania al asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual ha sido negado por Macron. Sepa Dios si es cierto o no, en esta fase de la post verdad y los fake news, pero Alemania desde hace mucho merece su asiento en el caduco formato del Consejo de Seguridad, como India y otros.
Le Pen fue muy dura contra la cooperación de la industria de defensa con Alemania porque perjudicaría los intereses exportadores de armas galas: Los franceses tendremos que pedir permiso al Bundestag (Parlamento alemán)
.
En Alemania, Alice Weidel de la extrema derecha del partido AfD criticó el tratado por supeditar a Alemania a los intereses franceses que sólo beneficiaría a los contratistas militares galos.
En Davos, Mike Pompeo celebró el nuevo eje nacionalista global del trumpismo/Brasil (con Bolsonaro) /Italia (con Salvini), mientras, el primer italiano Giuseppe Conte arremetía contra el tratado donde Francia y Alemania sólo piensan en sus intereses nacionales
en forma hipócrita
. Respecto al asiento de Berlín en el Consejo de Seguridad, Conte preguntó en forma sarcástica si Alemania había perdido o ganado la Segunda Guerra Mundial
.
Merkel nunca ha ocultado su desdén por las soberanías
ajenas (http://bit.ly/2Atjd6k), mientras Mike Pompeo, secretario de Estado y ex director de la CIA, acaba de sentenciar la muerte del globalismo
en el sepelio de Davos ( http://bit.ly/2ThrNwe). ¿No habrá llegado muy tarde el Tratado de Aquisgrán?