l 15 de enero de 1919 –del cual acaba de conmemorarse el centenario– [en Berlín] en medio de la Revolución Alemana, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht –líderes espartaquistas– quedan arrestados por órdenes de Friedrich Ebert, el líder del partido socialdemócrata, el SPD. Son llevados al lujoso Hotel Eden, convertido en cuartel general de una unidad élite de los Freikorps (GSKD) –cuerpos paramilitares protonazis, embriones de la SA– comandada por el capitán Waldemar Pabst (...). Después de golpear y llevarse a Liebknecht que acabaría fusilado en el parque cercano de Tiergarten, los soldados golpean a Rosa y la fuerzan hacia la salida. El soldado Otto Runge le pega violentamente con la culta del fusil en el cráneo (...) en el piso recibe otro golpe de Runge y sangrando de nariz y boca queda arrastrada al carro (...) A las alturas de Nürnberger Straße, a unos 40 metros de la entrada al hotel [el teniente Hermann Souchon] le dispara un tiro a quemarropa. Rosa Luxemburgo muere instantáneamente (...)” (Klaus Gietinger, The murder of Rosa Luxemburg, Verso 2019, p. 15).
• Luxemburgo que ya estaba en muy mal estado, fue golpeada por Runge de la misma manera [que Liebknecht], llevada inconsciente y asesinada. Su cuerpo fue atado con piedras y arrojado al canal [Landwehrkanal] para volver a aparecer sólo meses después. Esta operación [de deshacerse del cuerpo] fue a cargo del teniente [Kurt] Vogel
(Pierre Broué, The german revolution 1917-1923, Brill 2015, p. 257).
• “Cuando los Freikorps vinieron a arrestarla, Rosa estaba leyendo el Fausto de Goethe: ‘Pensaba que [sólo] la iban a encarcelar [otra vez], no tenía idea de la que la iban a asesinar y metió unos libros en el bolso, para llevárselos consigo...’” ( bit.ly/2RrApUi).
• “Luxemburgo y Liebknecht eran la amenaza al capitalismo y por eso fueron asesinados. No porque eran la ‘amenaza a la democracia’ (sic) o algo... –añade Gietinger en otro lado– y no es por eso que los mandara a asesinar el capitán Pabst. Lo hizo –siguiendo las órdenes del gobierno socialdemócrata (vide: el pacto ‘Ebert-Groener’)– porque ellos amenazaban al sistema al que él servía, el del imperialismo pruso-germano, de la guerra, de la dominación mundial y uno que la dirigencia de la SPD apoyaba con fervor desde 1914” ( bit.ly/2T7u1ya).
• [Rosa] era y acabó siendo una judía polaca en un país que no le agradaba nada [Alemania] y en un partido [SPD] que pronto llegó a odiar
(Hannah Arendt, Rosa Luxemburg, 1870-1919, en: Men in dark times, 1968, p. 44).
• “El 31 de octubre de 1918, Ebert –ungido ante el colapso del viejo orden en una jugada astuta de las élites en el canciller– les decía a los representantes del gobierno imperial: ‘Me da pavor imaginarme el momento en que las masas bajo la influencia de los ‘independientes’ –los espartaquistas/comunistas– demanden la implementación de nuestro [propio] programa (¡sic!) –el Programa de Erfurt (1891)– y/o la república” (bit.ly/2RD1GmN).
• “‘Las masas –dice Rosa en el Congreso de fundación del KPD, en diciembre de 1918– aprenden a ejercer el poder ejerciéndolo. No hay otra manera (...) Su educación se realiza cuando pasan a la acción [zur Tat greifen]’. Rosa Luxemburgo se refiere aquí –recuerda Michael Löwy– a una famosa cita de Goethe: ‘Am Anfang war die Tat!’ [¡Al comienzo no era el Verbo, sino la Acción!] (...) Unos días más tarde, sería asesinada por los Freikorps movilizados por el gobierno socialdemócrata bajo la batuta del ministro Gustav Noske y en contra del levantamiento obrero [de masas] en Berlín” (bit.ly/2UifQqt).
• “El liderazgo ha fallado. Aun así el liderazgo puede y debe ser recreado por las masas y desde las masas. Las masas son el elemento decisivo –subrayaba Rosa en su último artículo escrito poco después de la sofocación de la insurrección berlinesa y el día anterior de su propio arresto–, una roca sobre la que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta ‘derrota’ en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional” (Rosa Luxemburgo, “ Die Ordnung herrscht in Berlin”, en: Die Rote Fahne, No. 14, 14/1/1919).
• “‘¡El orden reina en Berlín!’ –escribía Rosa en una alusión a las cínicas y ‘clásicas’ palabras: “ L'ordre règne à Varsovie!”, pronunciadas por un canciller francés tras la sangrienta sofocación de la insurrección nacional polaca por las tropas tsaristas en 1831– ¡Estúpidos secuaces! Su ‘orden’ está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para el terror de ustedes: ‘¡Yo fui, yo soy, y yo seré!” ( Ibídem).
• “Enfrente del capitán Pabst, en cuya oficina estaba sentada, Rosa se puso a arreglar el dobladillo de su vestido que se rompió durante el traslado y –convencida aún de que pronto la iban a trasladar a la prisión de Moabit– leyó tranquilamente unas páginas de Goethe y su Fausto (...)” (Gietinger, “ The murder...”, p. 14).
• “Con su asesinato –escribió famosamente Isaac Deutscher, otro destacado marxista polaco-judío, el biógrafo de Trotsky– la Alemania de los Hohenzollern festejó su último triunfo y la Alemania nazi su primero” (bit.ly/2HfQqUX).
Periodista polaco
Twitter: @MaciekWizz