Sociedad y Justicia
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Por cada 100 mil personas, 21.5 investigadores

Crece 57% número de mexicanos que trabaja en ciencia o tecnología

Faltan proyectos de infraestructura para aprovecharlos, dicen especialistas

 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de enero de 2019, p. 33

En los pasados ocho años aumentó el número de mexicanos que trabaja en ciencia, tecnología e innovación. La cifra pasó de 13.7 personas por cada 100 mil habitantes dedicados a labores de investigación en 2010, a 21.5 en 2018. Pero, de acuerdo con un análisis de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), –entregado al gobierno de Andrés Manuel López Obrador–, aunque se ha logrado aumentar la masa crítica de personal dedicado a la ciencia, la estructura del sistema, y los criterios que nos han llevado a la situación actual no son los más adecuados para impulsar y aprovechar un determinado crecimiento.

En el documento Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación, la UNAM plantea que uno de los factores que ha contribuido al crecimiento del número de científicos ha sido la creación y la consolidación de las instituciones involucradas en el sector, como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), las distintas academias (Ciencias, Ingeniería, Medicina, Lengua, Historia), el Sistema de Centros Públicos de Investigación y diversas instituciones de educación superior.

Además, señala, en épocas de presupuesto limitado, la formación y fortalecimiento de capital humano se ha privilegiado.

Asimismo, indica que el Sistema Nacional de Investigadores contaba con 5 mil 700 integrantes en 1990, 7 mil 400 en 2000, 16 mil 600 en 2010 y más de 28 mil el año pasado, lo que significó una expansión sensible. Y si se toma en cuenta el crecimiento de la población, esto corresponde a 6.7, 7.3, 13.7 y 21.5 personas por cada 100 mil habitantes dedicadas a labores de investigación, respectivamente.

Si bien la máxima casa de estudios señala que el crecimiento del sistema de ciencia, tecnología e innovación, aunado al incremento en líneas de investigación y al aumento en los productos que se generan (como artículos, memorias, libros, y todo tipo de publicaciones, patentes y tesis, entre otros), ha sido resultado de una política que ha fomentado la actividad científica, lo ha hecho sobre todo promoviendo el desarrollo de manera individual más que estimulando la formación de equipos sólidos e interdisciplinarios.

Además, considera que ha habido poco estímulo a la aplicación de enfoques disruptivos en un sentido innovador de alto riesgo que permita el abordaje de problemas en las fronteras del conocimiento.

En el informe realizado por la UNAM y otras instituciones se señala que los fondos destinados a apoyar la ciencia básica y otros rubros relacionados con la investigación científica han venido disminuyendo en términos constantes (pues su capacidad adquisitiva sufre enormemente por efectos de la inflación o devaluación del tipo de cambio del peso frente al dólar).

Por otra parte, los proyectos de infraestructura no pueden responder a las necesidades, cada vez mayores, de esta población creciente de investigación.

Oportunidad única

El cambio de escala en la población dedicada a la ciencia es tal que sus retos no pueden resolverse con ajustes menores a la estructura actual, por lo que es necesario revisar esta última con profundidad. Estamos frente al desafío de concretar oportunidades y desarrollos que, dada la demografía nacional, no volverán a presentarse.

Por ello propone, entre otros puntos importantes, que se revise a fondo y, al mismo tiempo, flexibilizar los procedimientos de asignación de los recursos frescos para proyectos de largo aliento, en un esquema de fideicomisos directamente dependientes del Conacyt y que permita una sólida operación multianual.