Ante la escasez de gasolina en Morelia, Michoacán, y la larga espera para adquirirla –algunos han permanecido formados en las estaciones de servicio desde el domingo–, los ciudadanos se han organizado y se apoyan a través de las redes sociales. Automovilistas y transportistas crearon grupos en WhatsApp, revisan Google Maps o se comunican en Facebook para intercambiar las ubicaciones donde hay hidrocarburo.

Otros han optado por dar una propina, de 100 pesos en promedio, a los despachadores, a quienes dejan su número telefónico para que les avisen a qué hora llegan las pipas para abastecer los depósitos y no tengan que esperar tanto tiempo.

Ignacio Tinoco Juárez llegó a formarse a las 21 horas del martes en la gasolinera ubicada en el cruce de avenida Solidaridad y Camelinas, en el centro de la capital michoacana. Al cierre de esta edición, espera aún turno para adquirir combustible.

En la estación en la que Tinoco Juárez espera, una del grupo G500, había hasta la tarde del jueves 160 automóviles y 238 personas con sus respectivos bidones, pues hay dos filas, una para cada tipo de cliente: el que quiere llenar su tanque, y quienes buscan llevarla a pie, con la salvedad de que a estos últimos sólo se les venden 20 litros.

Si un automovilista llena su tanque, pero además lleva bidones, no se le vende más, comenta Tinoco Juárez. Cuando él llegó a formarse otros ya hacían fila desde el domingo.

Explica que una vez formado uno de los empleados marca el auto con un plumón y nos anota en una lista, pero deben estar pendientes porque si uno se queda dormido o se mueve de su lugar, dejando su carro, otros pueden ganárselo, lo que ya ha sucedido.

Además, agrega, se deben cuidar entre ellos, y así ha sido hasta el momento, pues han habido conatos de riñas porque hay personas que se siente el gerente de la fila, otros tratan de meterse o quieren alterar con un plumón el orden de los lugares.

Por ello, relata, entre las personas que están cerca se conocen, platican e incluso si tienen que irse a bañar o al sanitario, se dejan entre sí sus llaves, para que puedan conservar su sitio.

En estos días, Ignacio Tinoco ha tenido que alterar su vida cotidiana, como muchos otros michoacanos. Llega a su casa de madrugada, sólo para descansar un poco, ir al baño o asearse; otros han tenido que dejar ahí sus autos para irse a trabajar.

Aunque hay descontento por la escasez, la gente respalda la lucha contra el robo de combustibles.