iempos y espacios mágicos fantásticos que no son tangibles ni concretos, sino los del triángulo mágico Malinalco, Tepozteco y Xochicalco, en que se vive otra lógica que la mediterránea. La de los que luchan por desasirse del fuego y yugo que representa la otra cultura
, ignorantes de que los ritos y voces silenciosas de hondo y rancio sabor campero permiten el dolor pesado que se sintió, se siente en las mañanas tardes de hechizo mágico… entre gritos o de abastos, desabastos, corrupción… poder político.
Cambio de camino a partir de la arena Peñalosa Malinalca; la de los caballeros águila en la distancia de un tiempo u espacio diferentes, singulares. Malinalcas sabedores de que todos somos caminantes de un viaje sin regreso aún más allá armónicos, voluptuoso y pleno, implica simplemente ser, perderse, como cuando uno mira al mar, al fuego o a un árbol, se desprende de sí… nos aleja de lo sensible, del mundo externo y gira en dirección contraria, para descubrir otros mundos, formas de vivir que significan un camino diferente en el viajar.
Fiesta mexicana de religión y muerte brotando por los caminos entre las peñas mágicas, esperando la muerte en los fulgores de la carretera, encaminar triste y cansado, trotecillo se vuelve imperceptible, sale de la espesura y busca la muerte de jaripeo en jaripeo. Malinalco triste callado, con sus familiares magueyes y brava silueta costa y se asoma a la muerte buscando con desesperación el polvo de la tristeza, viento de cansancio, botín de las hojas de los árboles, amargura de la raza.
Emociones interiores; viajeros que preparan florezca lentamente la libertad que anula el tiempo cromático, reduzca el espacio mesurable. Tiempo espacio que dure y dure misticismo de lo primitivo influido por la razón, donde no existen días y noches sucesivas, ni personas, ni lugares la presencia del cuerpo, entable comunicación con sede del pasado, del presente y del futuro y son lo opuesto a lo sistematizado, lo robotizado, la electrónica, la omnipotencia y el delirio de grandeza.
Rosa Malinalca perdida en el laberinto de la fantasía de sus peñas y templos ceremoniales retóricos de fantasmas y sombras evocadoras. Triángulo mágico, eco pedregoso, ese no sé qué
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