El Instituto de la Juventud (Injuve) de la Ciudad de México será sometido a una restructuración, la cual incluye la revisión de sus programas con el fin de llegar a la población de mayor vulnerabilidad, y la renovación de los hospitales de las emociones, que no sólo cambiarán de nombre, sino que ampliarán sus servicios.

En entrevista con este diario, Beatriz Olivares, directora general del Injuve, señaló que tienen en puerta, además, la creación de un nuevo programa social dirigido a apoyar a los jóvenes en conflicto con la ley y a los que están por salir de los reclusorios, para darles una segunda oportunidad y reinsertarlos a la sociedad.

Se cuenta con dos programas: Jóvenes en Desarrollo y Jóvenes en Impulso, que suman 9 mil 900 beneficiarios en total, de los cuales sólo recibieron de la anterior administración los padrones, pero sin ningún tipo de seguimiento o medición del impacto que tuvieron en este sector de la población que derive en una política pública.

En la gestión de gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la capital del país, añadió, se creó, junto con el Injuve, un programa con el objetivo de llegar a los jóvenes de mayor vulnerabilidad en la ciudad, para apoyarlos con una beca de mil pesos mensuales y una tarjeta para transporte público gratuito.

Sin embargo, en la gestión anterior se dividió en dos y se perdió su esencia. Encontramos que en lugar de ir al territorio a localizar a quienes realmente iba dirigido este apoyo, como originalmente se hacía, se abrieron convocatorias a las que acudían quien se enteraba, apuntó.

Indicó que se retomará el esquema anterior para garantizar que los jóvenes en situación vulnerable sean apoyados, pero también con la finalidad de que ambos programas sirvan para complementar el trabajo que desde el gobierno federal se realiza con las becas Benito Juárez y Jóvenes Construyendo el Futuro.