La demanda creciente de agua para la capital no se resolverá con las dos únicas vías que se han implementado hasta el momento: sobrexplotación del acuífero y extracción de líquido de la cuenca del Valle de México a través del sistema Cutzamala, agotando los recursos hídricos, afirmó Clauda Campero, experta en estos temas y consultora de Blue Planet Project.

En entrevista con La Jornada aseguró que la centralización en el manejo hídrico suele generar una enorme concentración de recursos y de toma de decisiones que no siempre se transparentan, lo que pueden generar corrupción.

Hay un factor de miedo a la gestión descentralizada de suministro, a que esté en las manos de las personas y no en las del sistema. Debemos cambiar la visión. Hay propuestas para gestionar a una dimensión más pequeña, a menor escala y de forma descentralizada, incluso en la ciudad.

Explicó que cuando metemos un gran sistema de drenaje se genera un costo económico enorme, porque en Ciudad de México no sólo se bombea el líquido extraído a más de 100 kilómetros de distancia, sino que hasta las residuales se bombean fuera de la mancha urbana, lo que denota el desquiciamiento hídrico que hemos alcanzado.

La búsqueda de propuestas alternativas y a menor escala deben estar en el debate público, consideró. Entre ellas la captación de lluvia, la cual es mucho más fácil de limpiar que la que procede de otras fuentes. Si bien no es un solución total al tema del abastecimiento y el acceso, sí podemos mejorar.

Debemos buscar, insistió, una gestión más descentralizada, a menor escala, aunque, por otro lado, tendemos a hacerlo a mayor escala y de forma más centralizada y compleja técnicamente.

Que esto ocurra es muy útil para abrir espacios de corrupción. Los cuestionamientos frente a las obras de mantenimiento realizadas recientemente al sistema Cutzamala, pese a que aún no sabemos si existe o no actos de corrupción, son claros: hay la necesidad de saber qué paso, por qué se destina tanto dinero a un proyecto que falla y quiénes son los responsables, porque la gente está cansada de ver que se otorgan las grandes inversiones con beneficios que no siempre son claros.

Campero destacó que la sustentabilidad de este recursos va muy de la mano con la centralización o no en su manejo. Lo que supone riesgos y vulnerabilidades, pues destacó que el derecho al agua no se puede limitar sólo a abrir la llave y que accedas al líquido, debemos pensar de dónde viene y qué impactos ambientales genera su extracción.

Agregó que hay otras ciudades en el mundo que están buscando soluciones que no siempre dependen de la centralización de la gestión hidráulica. En el caso de Bogotá, Colombia se impulsan los llamados acueductos comunitarios, que permiten una gestión colectiva del agua en barrios periféricos de la capital colombiana.