París. La novela Leurs enfants après eux (Sus hijos después de ellos), de Nicolas Mathieu, que explora los problemas de la adolescencia ante un futuro incierto, ganó ayer el Goncourt, el premio literario más prestigioso del mundo francófono.

Paralelamente, Valèrie Manteau fue reconocida con el Renaudot, otra recompensa anunciada el mismo día, por Le sillon (El surco), que se centra en el escritor y periodista Hrant Dink, militante de la causa armenia asesinado por un nacionalista turco. El libro no figuraba en la lista de finalistas.

La periodista y critica literaria francesa Olivia de Lamberterie se adjudicó el Renaudot de Ensayo por su primer libro, Avec toutes mes sympathies (Con todas mis simpatías), en el que aborda el suicidio de su hermano Alexandre, luego de sufrir una depresión mal diagnosticada y tratada.

El jurado del Renaudot atribuyó además un ‘‘premio especial’’ a Philippe Lançon por Le lambeau, obra en la que narra cómo vivió en su propia piel el atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo en 2015, en París, y el difícil proceso de reconstrucción de su rostro desfigurado. Esta novela ya ganó el lunes el premio Femina y su acogida ha sido unánime entre la crítica.

¿Cómo construir su vida a los 14 años cuando se vive en Heillange, ciudad ficticia pero que se parece a tantas urbes reales castigadas por la globalización y con el aburrimiento como único horizonte? se relata en Sus hijos después de ellos.

Confiar en que ‘‘algo pase’’

Mathieu sigue a un grupo de adolescentes a lo largo de cuatro veranos (1992, 1994, 1996 y 1998). Todos sueñan con ‘‘largarse’’, pero ¿qué hacer entre tanto? Los chicos matan el tiempo mirando a las chicas reunidas junto a un lago. Confían en que ‘‘algo pase’’.

Los adultos tampoco salen bien parados. El padre de Anthony malvive cuidando jardines y ahoga su rencor en el alcohol.

El título del libro proviene de una cita bíblica: ‘‘Los recuerdos de algunos se han perdido, murieron y es como si nunca hubieran existido, como si no hubieran nacido, así como sus hijos después de ellos’’ (Libro de Sirácida).

Los adolescentes están condenados a vivir la triste vida de sus padres. Sus deseos se desvanecen, así como la rabia de vivir.