La anarquía y problemática en el crecimiento de las ciudades mexicanas ya necesita de un eje de control desde el gobierno federal que remunicipalice para pensar en zonas metropolitanas funcionales, así como en crear entidades administrativas fuertes.

Hay un crecimiento descontrolado en las ciudades de Veracruz, Guadalajara, Toluca, Puebla, Tlaxcala, y muchas otras. Se debe a que hay un mercado de suelo y construcción de vivienda que tampoco tiene control, de acuerdo con Alfonso Iracheta Cenecorta, investigador de El Colegio Mexiquense.

El asesor principal del Índice de Prosperidad Urbana para México de ONU-Hábitat planteó esta semana, en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, que uno de los efectos de que la vivienda se construye en todo el país sólo con criterios comerciales es que hay 5 millones de casas abandonadas.

Para el coordinador del Programa Interdisciplinario de Estudios Urbanos y Ambientales de El Colegio Mexiquense, las divisiones jurisdiccionales de las metrópolis en municipios han constituido un verdadero estorbo para la gobernanza y desarrollo de grandes urbes.

Lo que éstas divisiones generan son espacios de poder político que no se ponen de acuerdo con el poder vecino y crean condiciones de incapacidad para resolver los problemas económicos, sociales, ambientales y territoriales.

Señaló que hoy la lógica del gobierno de las metrópolis no corresponde con la lógica y la dinámica del desarrollo económico y social.

Por ello, planteó, es momento de que, al menos en las grandes ciudades del país, se discuta la remunicipalización de sus territorios, como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey y sus zonas metropolitanas. Ahí los municipios hoy no son un factor de integración del desarrollo, sino lo contrario.

Hay conjuntos habitacionales con altos índices de abandono desde Tijuana hasta Cancún, pues éstos son construidos con criterios comerciales, alejados de los centros laborales y sin transporte accesible.

Una encuesta realizada por Iracheta y su equipo encontró que cuando las familias destinan 50 por ciento de su presupuesto al gasto de transporte e hipotecas, tienden a abandonar sus viviendas.

En la práctica, subrayó, el enfoque de dividir en pedazos de territorio las zonas metropolitanas, no da posibilidad de permitir acuerdos intergubernamentales.