Sábado 3 de noviembre de 2018, p. 4
La política migratoria de México debe dejar de ser vigilante de los intereses y el patio trasero de Estados Unidos y está frente a la posibilidad de ayudar en la crisis humanitaria que encaran miles de centroamericanos que huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen, para tratar de mejorar su calidad de vida, consideró el obispo de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López.
Debemos dejar de ser la contención migratoria de Estados Unidos
, expuso al encabezar una misa para recordar el asesinato de dos hondureños que hace 16 años fueron acribillados por militares mientras dormían en un paraje de la colonia La Esperanza, al sur de la capital del estado, luego de bajar del tren.
Dijo que en las caravanas hay migrantes con problemas de salud que reclaman la atención de las autoridades mexicanas. Los niños tienen problemas de desnutrición y nuestro gobierno no puede cerrar los ojos, ni plegarse a la voluntad de las políticas estadunidenses. Tenemos que responder a la tragedia humanitaria
, subrayó en entrevista.
Mientras, el sacerdote Alejandro Solaliande, defensor de los derechos de los migrantes, dijo que el gobierno de Enrique Peña Nieto debe dejar pasar a las caravanas que vienen de Centroamérica, porque se trata de una población que vive una crisis humanitaria
y cuyos propósitos sólo son sobrevivir y conseguir un empleo.
Espero que lo único bueno que haga Peña Nieto ya para irse sea respetar el paso de estas personas, que son pobres y no buscan llegar a Estados Unidos para molestar a Donald Trump
, enfatizó ayer durante el Foro Social Mundial de las Migraciones 2018.
En entrevista, lamentó que el único beneficiario de los éxodos de migrantes que salieron de Honduras es Trump, quien, afirmó, busca lucrar con el tema para ganar las elecciones intermedias del 6 de noviembre en Estados Unidos.