A Liliana Ibáñez se le hace un nudo en la garganta cuando evoca el accidente que estuvo a punto de terminar con sus sueños hace siete años. Superó una fractura en la espalda y pensaba que no volvería a caminar ni competir en lo que tanto ama: la natación.

La máxima ganadora de medallas en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla, con nueve metales, asume: Me probó la vida en uno de los momentos más duros y difíciles.

La guanajuatense de 1.80 metros se muestra agradecida por la oportunidad que le ha dado su fe católica luego de largos meses que pasó llorando en cama y sin poder moverse tras sufrir un accidente en bicicleta el 31 de octubre de 2011.

“Me rompí la espalda, tenía fractura en tres vértebras, y estaba a días de una competencia. Fue el golpe más duro de mi vida. Sabía que lo más importante era mi salud y caminar. Estuve meses inmovilizada y sola porque mi mamá no tenía visa (vive en Celaya).

Su juventud, las ganas de vivir, pero sobre todo, esa fortaleza mental que la distingue la sacaron adelante con la rehabilitación que hizo durante cuatro meses sin poder tocar la alberca para el compromiso que había en puerta: los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Me aferré a ese sueño de ir a Londres y de que Steve (Bultman, su entrenador) creyera en mí. Conseguí clasificarme en 200 metros libre en Santa Clara y la gente que me vio me decía que era un milagro. Al ver mi nombre en la selección fue una montaña rusa de emociones, subraya a La Jornada vía telefónica.

Durante nueve años radicando en College Station y estudiando en la Universidad de Texas, la vida de Liliana dio un giro de 180 grados. Ahora más que nunca está segura de que su carrera deportiva contará con el respaldo de Alfredo Castillo y Ana Guevara (a menos de un mes del cambio en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte) para seguir compitiendo sin estar sufriendo si tengo para comer o no me alcanza para el hospedaje, con los compromisos que tendrá en las Copas del Mundo en Tokio y Singapur (de curso corto) para viajar el domingo y la temporada del siguiente año.

La nadadora que en Colombia obtuvo nueve preseas, cinco de oro, una plata y tres bronces, así como récords del certamen y marcas mundiales en máster, es otra de las fuertes nominadas a llevarse el Premio Nacional de Deportes (PND). Recientemente ganó el Estatal.

Los méritos están ahí, afirma, por lo que pide al jurado del PND un justo valor para obtener la distinción de lo que ha definido el mejor año de mi vida, ante los desafíos que tendrá para buscar la marca olímpica a Tokio en el Mundial de Corea del Sur y los Juegos Panamericanos de Lima 2019.