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Economía moral

Encuestas y consultas // Las extrañas visiones de AMLO-Morena

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uando el Consejo Consultivo de Morena funcionaba (2015-16; se le dejó de convocar después y dejó de existir), se discutían en sus sesiones, en las que participaban personas bien informadas de muy diversas temáticas, asuntos importantes de Morena. Discutimos el procedimiento para designar candidatos de Morena y surgió el asunto de las encuestas como parte del mismo, cuyo propósito era saber si el precandidato o precandidata era conocido(a) y si la ciudadanía tenía buena opinión y votaría por él o ella. Recuerdo haber intervenido para hacer notar que las encuestas no podían ser a población abierta, sino sólo a militantes y simpatizantes de Morena y que ello se podía hacer perfectamente introduciendo preguntas-filtro en la encuesta para identificarlos. Mi argumento es que los candidatos de un partido deben ser elegidos por sus militantes y simpatizantes. Que la opinión de una panista (o de un priísta) de la (entonces delegación) Benito Juárez era irrelevante. Recuerdo que hubo otras intervenciones apoyando mi opinión. No sirvió de nada. Los candidatos de Morena para las elecciones de 2018 (salvo el candidato a presidente y algunas otras excepciones) fueron designados (después de que una Asamblea había designado precandidatos o éstos se habían inscrito) con base en encuestas a población abierta. La respuesta de la panista de la Benito Juárez contó tanto como la del militante de Iztapalapa entrevistado.

El tema general que surge de este ejemplo es: ¿quiénes conforman la población que debe ser consultada o encuestada en casos específicos? En la consulta para el aeropuerto internacional de México, ¿Cuál es la población que debe opinar? ¿Toda la población del país o sólo la de la CDMX? ¿Toda la población del país o sólo la que suele viajar en avión? ¿Toda la población del país o sólo la que es o será afectada por el sistema aeroportuario que prevalezca? (Nadie habla de los daños a la salud por el ruido infernal de los aviones en la población que vive en las zonas de la ciudad por la cual los aviones vuelan muy bajo al despegar y al aterrizar). La postura del presidente electo es que debe consultarse a toda la población, pero con una muestra de municipios (al decir de muchos, altamente sesgada a los muy morenistas) en los que se instalarán casillas. No votaré en esta consulta porque es un asunto técnico sobre el que acrezco de conocimientos especializados. Otros aspectos, donde también prevalece una postura extraña de Morena-AMLO son: ¿Cuáles son los criterios para decidir en qué casos se debe hacer una consulta popular? (Por qué el AICM y no el Tren Maya?) ¿Quién debe organizar y conducir dichas consultas? ¿Cuál es el nivel de información que la población debe tener sobre el diseño de la muestra y si ésta es representativa? ¿Quién debe contar y certificar los resultados de la votación? Aquí lo que prevalece en Morena/AMLO es una ausencia de criterios explícitos y de transparencia, y la unión de todas las funciones en las mismas personas: el círculo cercano a AMLO.

El caso más preocupante sobre lo que se debe someter o no a consulta es la respuesta que AMLO solía dar a quienes le preguntaban sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo y sobre la interrupción del aborto: lo someteré a consulta popular. En el primer caso se trata del derecho de las minorías que, por ningún motivo debe ser sometido a la votación de la mayoría: los derechos de los homosexuales no pueden decidirlos los heterosexuales. Los derechos no se someten a consulta. En el segundo caso es claro que sólo involucra a las mujeres embarazadas que no desean llevar su embarazo a término. Es el derecho sobre su propio cuerpo y sobre su propia vida futura.

En las elecciones presidenciales de 2012 se puso en evidencia la actitud de AMLO respecto a las encuestas electorales. AMLO siempre ha hecho sus propias encuestas con la falta de transparencia ya notada y se las ha encargado a equipos improvisados de su círculo cercano. Las usó siempre para decir cuántos puntos arriba iba del segundo lugar, sin añadir información alguna sobre tamaño y diseño de la muestra, intervalos de confianza, etcétera. Poco antes de las elecciones presidenciales de 2012, AMLO declaró que (según sus encuestas) iba arriba de Peña Nieto por 5 puntos (si no mal recuerdo). Pero en la encuesta que hicimos en el Observatorio Universitario Electoral (diseñamos el cuestionario y contratamos a Berumen y Asociados para diseñar la muestra, y levantar y procesar la encuesta), como se aprecia en la gráfica, había empate técnico (el valor alto de AMLO es mayor que el bajo de EPN) aunque Peña tenía valores más altos, al igual que en la encuesta de Reforma. Parafraseando a Alfonso Reyes, pido la seriedad estadística y la transparencia para Morena y el gobierno, tan esperado y esperanzador, de AMLO.

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