El consumo de sucedáneos de leche materna o fórmulas implica un riesgo para los bebés en situaciones de emergencia, ya que por las condiciones sanitarias y de higiene no son las mejores durante un desastre natural, aseguró Mireya Vilar-Compte, coordinadora del área de Salud del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana.

Al presentar los resultados del estudio Los sismos y la lactancia en México: doble emergencia durante el sexto Foro Nacional de Lactancia Materna 2018, explicó que si un bebé es alimentado con leche materna y después con fórmula durante una situación de emergencia, el lactante pierde beneficios de carácter inmunológico. Además, se incrementan los riesgos de morbilidad ante la falta de agua potable en un desastre.

Cuando se le quita el pecho a un niño, la posibilidad de reintroducir la lactancia materna baja mucho, con lo cual la familia, que seguramente sufrió pérdidas, adquiere una carga adicional que es la de pagar fórmulas para alimentar al bebé, situación que representa un costo sustantivo, dijo la especialista, en un comunicado de la Ibero.

En este sentido, recordó que tras el sismo del año pasado, en México se hizo una solicitud indiscriminada de leche en polvo para bebé, la cual fue tanto en albergues como en centros de acopio manejados por agencias gubernamentales y la sociedad civil. Esto a pesar de que internacionalmente se recomienda tener un manejo oportuno de donaciones de sucedáneos de la leche materna y una línea de acción de cómo y a quién dar estos productos, explicó.

Mireya Vilar-Compte recomendó que ante una emergencia así, se debe rechazar las donaciones de fórmulas, así como biberones y chupones, y que cualquier donación de este tipo esté bajo control de una agencia gubernamental. En México, al no haber una agencia asignada para ello, la responsabilidad debería recaer en la Secretaría de Salud, señaló.