Además del impacto ambiental generado, la construcción del Tren Interurbano México-Toluca traerá consigo el colapso económico para los comerciantes de La Venta, delegación Cuajimalpa, cuyos ingresos dependen exclusivamente de los visitantes que acuden al Parque Nacional Desierto de los Leones.

En un recorrido, los afectados explicaron que uno de los accesos a esta comunidad, el de Arteaga y Salazar, quedará bloqueado durante la construcción de un puente contemplado como obra complementaria al tren.

En la actualidad, agregaron, la venta de alimentos y bebidas, así como de artesanías, han caído alrededor de 40 por ciento por los trabajos de construcción que se realizan a unos pasos del poblado, cuyos habitantes padecen día y noche por las maniobras que se llevan a cabo.

El transporte público no llega hasta acá, nos deja en el puente Las Fresas y de ahí a caminar como 15 minutos; y a los taxis les dices voy a La Venta y no te traen. Si eso es ahora, qué podemos esperar cuando bloqueen el acceso, cuestionaron.

Afirmaron que durante el periodo de campañas, aspirantes de todos los partidos políticos acudieron a La Venta e hicieron el compromiso de apoyar a los habitantes para que las autoridades federales y locales los compensaran por los daños ambientales y económicos que causaría la construcción de dicho tren.

Vinieron de todos lados con mil promesas. Cada semana, incluso, traían a personal de la Secrearía de Comunicaciones y Transportes para una plática o para presentarnos algún video, pero después de las elecciones nadie se ha aparecido, expusieron los inconformes.

La Venta es una pequeña comunidad dentro del bosque, distribuida en cabañas, dedicada a la venta de bebidas y alimentos, que en la parte baja están habilitados los negocios y arriba las viviendas.

Parada obligada de ciclistas y paseantes que acuden al Parque Nacional Desierto de los Leones, el poblado comenzó a formarse en los tiempos del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, quien desde Jiquilpan, Michoacán, trajo a varias familias a vivir a este sitio.

Se establecieron en chozas. A los hombres los contrataban de caporales y las mujeres comenzaron a vender tortillas y carnitas en la terminal del tranvía, que llegaba a La Venta desde Tacubaya, recordaron.