Opinión
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Jazz

Matías Carbajal // Jazz, canción y cebiche

L

a multiplicidad de trazos y sonidos y colores y aromas con que Matías Carbajal ha ido construyendo su mundo (sus mundos) a través de los años, convergen este 2018 con la presentación de dos nuevos discos: Daydream y Cebiche de sirenas. Para presentar buena parte de este material (y algo más), el joven maestro ha preparado dos conciertos en Ciudad de México.

El primero se va a llevar a cabo hoy, 29 de septiembre, en la Fundación Sebastián (avenida Patriotismo 304, colonia San Pedro de los Pinos), a las 19:30 horas. “Voy a iniciar con el quinteto de jazz, con temas del Daydream –comenta el pianista–, y para aprovechar que ahí va estar Dulce Chiang, la voy a invitar para hacer temas del proyecto Matoys y de Cebiche de sirenas.”

Para el 23 de octubre, en el Lunario del Auditorio Nacional (Bosque de Chapultepec) Matías presentará el programa Entremundos. “Es la gran fiesta. Además de piezas del Daydream y del Necio amor, voy a presentar el trabajo que estoy haciendo en el canal del Congreso de la Ciudad de México, donde participamos cuatro cantautores: Humberto Primogerio, que se conecta desde Argentina; César Maldonado, de Madrid; Manuel Alcocer, de Querétaro, y yo desde Ciudad de México. Platicamos y trabajamos lo que es hacer canción, y como todos van a andar por aquí en esas fechas, nos vamos a juntar en el Lunario.”

El maestro nos habla sobre los cinco discos más recientes, de la oncena con que cuenta en su discografía:

Mictlán (2010). Esta es música mexicana de fusión. La voz cantante seguía siendo Dulce Chiang. Es la conclusión de una evolución lógica y muy natural que tuvimos Dulce y yo con el grupo Matoys. En un principio yo hacía toda la música recurriendo a la electrónica y a pocos elementos acústicos; ahora era música netamente acústica. Dulce hizo una amplia investigación sobre el Mictlán, los contenidos, la temática, para no andar inventando cosas. Los nueve temas del disco son los ocho niveles previos al Mictlán, y el noveno, que es el Mictlán mismo.

Mirando al cielo (2014). A Dulce le daba música instrumental y ella ponía encima melodías y letras. Y seguí con esa costumbre de generar ideas instrumentales, que siempre me había llamado la atención por esa cuestión más inmediata, más abstracta, de decir algo sin mayor explicación, sin recurrir a las letras. Esto ya lo hacía desde 1995, cuando me iniciaba en la carrera, y en este disco lo retomo.

Y de hecho empiezan a improvisar.

Bueno, desde Matoys, dependiendo de los músicos que tocaran con nosotros, se abrían esos espacios de improvisación; eso ya estaba planteado en nuestro trabajo. Aunque ahora era con una conciencia más jazzística, por los mismos músicos que participaban, que eran de la escena del jazz.

Parcours (2015) “Miranda al cielo es una retrospectiva y Parcours está pensado específicamente en el octeto con que estaba trabajando; todos los temas los compuse pensando en las características de los músicos que tocaban conmigo, en sus cualidades instrumentales. Y queriendo tomar un poco más la raíz mexicana. Yo hago un jazz en dos direcciones. Hasta cierto punto estoy alejado del lenguaje puro del jazz; mi música fusiona elementos del jazz con elementos de la música mexicana, sin la intención de ser mexicanista, y cosas que me gustan de los ritmos latinos y, como tú bien lo has percibido, un poco de funk y algunas influencias del rock progresivo.”

Daydream (2018) Esta es ya una mezcla. Mi intención fue componer sin prestar atención a los músicos que iban a ejecutar los temas. Fue al contrario, ahora busqué un buen trompetista o un buen guitarrista que me dieran lo que yo buscaba en cuanto a los sonidos y los colores de la música que acababa de componer. Además, quise recuperar seis temas clásicos, los que siempre entran cuando doy conciertos para que sonaran como ahora quiero que suenen.

Cebiche de sirenas (2018). Algunas de las 10 invitadas a este disco son cantantes con sólida trayectoria en la escena del jazz en México. “Cuando hice el concierto de aniversario en el Lunario, más de 20 músicos y cantantes fueron a echarse el palomazo, y Dulce Resillas estuvo al piano. Entonces cuajó esta idea de mis canciones interpretadas por mujeres.”

Salud.