Viernes 28 de septiembre de 2018, p. 5
Monterrey, NL., La escritura es un acto sentimental y el autor debe ser como un buen carpintero, practicar todo el día sin olvidar que, además, es un ciudadano comprometido con su entorno social, dijo el narrador nicaragüense Sergio Ramírez.
En una charla con alumnos y maestros de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), institución que le confirió el doctorado honoris causa, el colaborador de La Jornada habló de la forma en que la literatura y la política se entrelazan.
Ramírez, quien fue vicepresidente de su natal Nicaragua de 1985 a 1990, aclaró que no juzga a los escritores que separan su labor literaria de la política porque son quehaceres diversos.
‘‘El escritor siempre debe conservar una neutralidad narrativa y no contaminar una novela con sus propias opiniones políticas. El escritor profesional debe trabajar todos los días, escribiendo o corrigiendo sus escritos; debe ser como un buen carpintero que todos los días trabaja y pone cuidado en cada detalle.
‘‘Yo me veo así, como un escritor al que le gusta su trabajo, pero además soy un ciudadano que alza la voz y tengo el deber de usarla porque debido a mi condición se escucha más, es como un altoparlante y por eso digo lo que no me gusta o no me parece.’’
Apuntó que si usara sus obras literarias como arma de denuncia política, se equivocaría, ‘‘porque la que sale sufriendo es la novela, sería un riesgo tremendo porque puede perder su ritmo, su tono y si al final no es atractiva para el lector, entonces éste la abandona a medio camino y ahí fracasé como escritor’’.
Contra toda represión
Ramírez respondió las preguntas de la audiencia y un joven, coterráneo del autor, le preguntó sobre la situación en Nicaragua y su postura ante el gobierno de Daniel Ortega.
El escritor, quien en 2008 rompió su relación con Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional que él impulsó para derrocar a Anastasio Somoza, explicó que en sus colaboraciones en el diario El País y en La Jornada, su tema central ha sido la represión del gobierno contra el pueblo nicaragüense.
‘‘Desde el 18 de abril no he escrito una columna en El País o en La Jornada que no tenga que ver con Nicaragua y seguiré denunciando todas esas aberraciones, como que la misma bandera de mi país se haya vuelto elemento subversivo y por el solo hecho de llevarla en el auto te puedan arrestar.
‘‘El 23 de abril recibí el Premio Cervantes y dos días antes me tocó dar un discurso y lo inicié hablando de que en apenas tres días ya había más de 20 muertos, porque es mi deber como ciudadano y lo voy a cumplir hasta donde me den las fuerzas.’’
Dio consejos para escribir, condenó la represión gubernamental en cualquier país, ya sea hoy en Nicaragua o hace 50 años en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Respecto de su vocación, dijo que algo tuvo que ver el destino ‘‘porque Nicaragua es el único país que se funda desde la lengua, no desde un caballo; porque Rubén Darío nunca montó un caballo, está lo más lejos que se puede de haber sido militar y fundó este país, o sea que fuimos fundados por un poeta’’.