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Ver día anteriorLunes 24 de septiembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Reconstruir conciencias

C

uando escuchen a los caceroleros –esos que protestan sistemáticamente de todo y por todo aunque sean los menos perjudicados– externar juicios apocalípticos de lo que nos espera con el nuevo gobierno, como si la mancuerna PRI-PAN no fuera una bochornosa cadena de frivolidades y entreguismos, en vez de explicaciones escolares que intenten hacerles ver la diferencia entre la mediocridad y acostumbrarse a ésta, mejor propongan tres verbos: sumar, confiar y vigilar, como posibilidad de respeto a sí mismos y de responsabilidad ciudadana. No haber practicado a diario estos verbos en los recientes 80 años es lo que tiene a México en una alarmante postración en ambos sentidos: debilitado y sometido.

Una lectora que cursa tercero de secundaria y ya sabe sumar y restar me hizo la siguiente observación: La credibilidad del gobierno y de los medios de comunicación está en el sótano por su corrupción, manipulación y obsesión de rating a costa de lo que sea, incluido el sufrimiento de la gente. Según cifras oficiales, el costo de la reconstrucción de viviendas, escuelas, carreteras y hospitales en las zonas afectadas por los sismos de 2017 era de 38 mil 800 millones de pesos. Además, apenas se tienen datos de las donaciones hechas a México por otros gobiernos, organismos internacionales y empresas, más los 150 mil dólares generosamente cedidos por el Vaticano, así como las aportaciones de famosos y de ciudadanos nacionales y extranjeros.

Si se requieren, continuó la jovencita en tono de lideresa nacional de algo o de aspirante a candidata, esos 40 mil millones de pesos para reconstruir en todo el país las zonas afectadas, ¿quiénes han sido los responsables de asignar, distribuir y comprobar la entrega de esos fondos de manera eficiente, oportuna y honesta? Ni modo que los sistemas nacionales de Transparencia y Anticorrupción. Si la Presidencia de la República, el Gobierno de Ciudad de México, la Asamblea Legislativa y otras anunciaron créditos blandos a los afectados, ¿por qué nadie sabe en qué han consistido y cuántos los recibieron, el monto de las asignaciones y qué resultado han tenido? ¡Qué poca madre! ¿No habrá quién los llame a cuentas?

El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero demasiado pequeño para la avaricia de algunos, dijo alguien. Ya va siendo hora de que modifiquemos esta chata visión de nosotros, de la vida y de la muerte.