Tras la suspensión de pagos por jornadas laborales y el bono de apoyo a madres, trabajadores administrativos de la delegación Coyoacán bloquearon ayer por la mañana los accesos principales al edificio sede para exigir que les entreguen sus remuneraciones.

En la explanada delegacional solicitaron ser atendidos por el jefe delegacional, Édgar Jiménez Santillán, con el fin de encontrar una solución favorable; sin embargo, las demandas no tuvieron respuesta y hubo un largo silencio de la autoridad de Coyoacán.

Ante la demora y la falta de atención, los trabajadores, en su mayoría mujeres, bloquearon el paso en el cruce de las calles de Ignacio Allende y Miguel Hidalgo, colonia Del Carmen, lo cual afectó la movilidad vehicular de la zona.

El cerco de trabajadores se amplió a las calles Aguayo y Centenario, lo que complicó la entrada al centro histórico de Coyoacán, la segunda plaza cívica más visitada después del Zócalo de la Ciudad de México.

Ante las afectaciones al tránsito vial, elementos del Cuerpo de Granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública replegaron a los trabajadores para liberar las calles, lo que provocó algunos conatos de enfrentamiento por la resistencia de los inconformes.

Los burócratas acusaron a gritos al gobierno de enfrentar a los trabajadores de forma violenta.

Nos madrean por exigir un derecho, porque no nos quieren pagar, se escuchó durante el repliegue. Tras varias horas de espera, un grupo de manifestantes fue atendido; sin embargo, sólo lograron acordar una reunión el próximo lunes para que las autoridades escuchen sus reclamos.

Los trabajadores aseguraron que en la delegación ha habido dinero y mucho derroche de recursos, mientras a ellos en varias ocasiones les han retrasado los pagos.

Recordaron que en marzo pasado, otro grupo de compañeros también se vio obligado a protestar porque no recibieron el dinero de su nómina durante cerca de un mes.

Exhortaron a las autoridades del gobierno central a recorrer las áreas administrativas para que se den cuenta de la inconformidad y que está a punto de estallar porque la gente ya no aguanta.