¿Finanzas públicas sanas? // Por intereses, una fortuna
a versión oficial sostiene que México no está en bancarrota, como afirma el presidente electo, porque tiene finanzas públicas sanas, estabilidad financiera anclada en finanzas públicas sólidas e inflación que va en dirección de la meta fijada
por el Banco de México, así como un sector financiero bien capitalizado y líquido
, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda.
Y de cereza, siempre de acuerdo con dicha versión, México tiene una situación de deuda
maravillosa, en un nivel relativamente bajo, comparado con otros países, pero sobre todo en una trayectoria descendente y sustentable
.
Así de simple y de ligera la posición oficial, porque las finanzas públicas sanas se han basado en un creciente cuan peligroso endeudamiento público que ni de lejos ha sido útil para hacer crecer la economía ni fomentar el desarrollo, pero sí para pagar los voluminosos intereses de la propia deuda.
De hecho, el costo financiero de esa deuda pasó de cerca de 30 mil millones de pesos en 1994 a más de 664 mil millones estimados para 2018, es decir, se multiplicó por 22 en el periodo referido, algo que no avala el dicho de Hacienda (el débito reporta una trayectoria descendente y sustentable
).
Sólo en el transcurso del presente siglo la deuda del sector público creció 26.4 puntos porcentuales del producto interno bruto (de 19.9 al cierre del sexenio zedillista a 46.3 por ciento en el primer trimestre de 2018), mientras el pago de intereses con EPN en Los Pinos superó 2.6 billones de pesos.
Entonces, la versión oficial es que México no está en bancarrota porque los mexicanos siguen pagando el costo financiero de la deuda que el gobierno les ha endilgado. El problema es hasta cuándo, pues al ritmo que lleva el endeudamiento el erario tarde que temprano reventará. Cada día se paga más, la economía crece menos y el nivel de vida de los habitantes va en picada.
Sobre el tema, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico ofrece la siguiente reflexión: si bien, en términos generales, las finanzas públicas de México muestran un escenario estable comparado con otros países, ello no revierte el hecho del crecimiento exacerbado de la deuda externa del país: casi 108 mil millones de dólares más en este sexenio, hasta el primer trimestre de 2018, y 173 mil millones de dólares adicionales en el de Felipe Calderón.
La trayectoria de crecimiento que marca el endeudamiento externo en México muestra los mayores saldos históricos en cuanto al incremento de éste durante los pasados dos sexenios. En este sentido, la deuda externa es 281 mil millones de dólares mayor desde 2006, monto superior incluso a la suma acumulada del endeudamiento registrado de los seis sexenios previos (Echeverría, JLP, De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox).
El análisis de la deuda pública evidencia que lo complejo de esta situación se da por dosfactores: en primera instancia, los datos presentados no incluyen los pasivos contingentes (deuda aún no reconocida como tal), por lo que incluirlos implicaría una situación de inviabilidad fiscal, y en segundo término por la ausencia de resultados positivos que muestren que el mayor endeudamiento fue productivo, por lo que la mayor demanda de recursos externos no se reflejó en términos de desarrollo económico y social.
Además, debe considerarse el costo financiero que implica para el país el incremento de la deuda, no sólo por mayores pasivos, sino porque el pago está sujeto a las condiciones del mercado en términos de tasa de interés y, en cuanto a la deuda en capital extranjero, a la fluctuación del tipo de cambio. Un rápido endeudamiento sin dirección productiva puede desencadenar un entorno adverso y de insostenibilidad en las finanzas públicas.
Las rebanadas del pastel
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