Con una reducción en este sexenio de la mitad del presupuesto a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), los daños ambientales se han evidenciado aún más. En meses recientes esta situación se manifestó en la falta de vigilancia: muerte de tortugas marinas atrapadas en redes para pesca en Oaxaca, mortandad de manatíes en Tabasco, aumento en el tráfico ilegal de totoaba y de maderas como el granadillo.

Estos son algunos de los saldos ambientales en este sexenio; a eso se suma que en 2014 ocurrió el peor desastre ambiental ocasionado por la minería en el río Sonora y que la vaquita marina, especie única de México, prácticamente está extinta.

Gustavo Alanís, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, consideró que en este sexenio no debió permitirse la caída del presupuesto del sector ambiental, ya que en dos años la Semarnat perdió casi 50 por ciento, sin que nadie se haya rasgado las vestiduras.

En entrevista, explicó que se redujeron los recursos requeridos para asegurar el cumplimiento de la legislación en las áreas naturales protegidas, para cuidar y proteger el capital natural; el reto para la nueva administración es asegurar el presupuesto necesario y suficiente para hacer su trabajo, porque con lo que tienen no se puede.

Otros pendientes son la insuficiencia de confinamientos de residuos peligrosos: algunos desechos se van fuera de México, otros se tratan aquí y hay un alto porcentaje que no se sabe dónde está, con el riesgo para la salud y el medio ambiente; es algo que arrastramos desde hace tiempo.

Sostuvo que también habría que ver las tasas de deforestación, no hay datos reales de cuánto perdemos. Hay diferentes cifras y el tema es que se sigue perdiendo mucho.

También, agregó, están los problemas de calidad del aire a escala nacional y en Ciudad de México: Más de 15 mil personas mueren por esta causa según la Organización Mundial de la Salud y no hay política pública encaminada a ello. A esto se suman los múltiples problemas del agua, tanto en disponibilidad como distribución, precios y accesibilidad, y lo más preocupante es la polución: No se ha resuelto lo que tiene que ver con la contaminación de cuerpos de agua por descargas residuales, por ejemplo en playas como Zihuatanejo se van al mar sin tratamiento.

Por su parte, Alejandro Olivera, del Centro de Diversidad Biológica, consideró que el gobierno federal falló en el cuidado de la vaquita marina, lo cual se refleja en el número de ejemplares, ya que sólo quedan alrededor de 30, menos de los que había cuando empezó la actual administración.

Indica que el tráfico ilegal de totoaba se ha incrementado y la Carta Nacional Pesquera que se publicó hace un mes es un indicador de que durante este sexenio se estuvieron regulando los recursos del mar sin saber el estatus, no se ha recuperado ningún recurso pesquero.

Tampoco se actualizó la NOM 059 que incluye a las especies bajo protección especial, amenazadas y en riesgo de extinción, ya que la más reciente revisión data de al menos ocho años, hay especies que podrían estar extintas y se desconoce su estado de conservación.

En 2014, la minera Buenavista del Cobre, de Grupo México, derramó unos 45 millones de litros de residuos peligrosos en el río Sonora, que ocasionaron daños a las poblaciones, y pese a que se creó un fideicomiso de 2 mil millones de pesos, los afectados han denunciado múltiples irregularidades, como la falta de plantas potabilizadoras y que no se construyeron obras como un centro de salud.