La revolución hotelera
a renta de casas y departamentos vía Internet y, particularmente, Airbnb cambió el negocio de la hotelería. Mientras hace apenas unos años quienes viajaban se hospedaban en hoteles, en la actualidad tienen múltiples opciones de alojamiento.
Todavía la mayoría de las cadenas hoteleras se resisten a aceptar la nueva competencia de casas y departamentos amueblados en renta. En especial, señalan que es una competencia desleal porque los advenedizos no pagan los impuestos correspondientes al servicio que ofrecen.
Sin embargo, los avances tecnológicos rebasaron las expectativas del arrendamiento de todo tipo de inmuebles por fines de semana o temporadas cortas, desde una habitación hasta mansiones completas. Por ello, los hoteleros se han tenido que adaptar paulatinamente a esta nueva realidad.
Ahora, grandes cadenas comienzan a incursionar en el negocio del arrendamiento de departamentos y casas, tomando en cuenta el nivel del servicio que ofrecen en sus hoteles. Si son de cinco estrellas, por ejemplo, firman convenios con personas que rentan viviendas de ese nivel y se encargan de operarlas directamente con sus clientes ofreciendo el concepto, el nombre, el servicio y el prestigio de la cadena de que se trate.
¿Qué es lo que tiene de ventaja ese tipo de arrendamiento para el huésped? La cadena cuida los detalles de la construcción, del mobiliario y del servicio, como si los huéspedes estuvieran en sus hoteles, pero viven una experiencia más variada y con gran privacidad.
Esta nueva realidad se combina con la separación de la operación hotelera de la propiedad de los inmuebles. Entre las grandes cadenas hoteleras existe la tendencia a dedicarse a lo suyo, que es la atención de los huéspedes, y dejar la propiedad de los inmuebles en manos de inversionistas en bienes raíces. De esta forma, unos son los dueños de la tierra que rentan sus propiedades y otros son los operadores.
Ahora este fenómeno comienza a multiplicarse en inmuebles de lujo, situados por ejemplo en la Quinta Avenida de Nueva York o en los Campos Elíseos de París, pero pronto llegará a ciudades menos turísticas. Este nuevo concepto se convertirá en pocos años en uno de los grandes negocios de las cadenas hoteleras de lujo por todo el mundo.