Evaporación de Ayotzinapa, acto de ilusionismo // Sobre Cuatro Ciénegas y Pangea
e un solo golpe resumo todas las dudas, preguntas, cuestionamientos y hasta chascarrillos que mi desaforada
(así le llamó alguien), columneta pasada, dedicada a exaltar el prodigio de ese maravilloso, estremecedor, mágico, territorio de mi entidad natal, provocó a diversos sectores de la multitud.
Brevemente di-nos (sin el guión se provocarían equívocos): ¿dónde está el municipio de Cuatro Ciénegas y cuáles son las características que hacen tan excepcional a este sitio? Antes de intentar la respuesta, a partir de mis paupérrimos conocimientos sobre la materia, dediqué estos días a preguntar a cuanto ser parlante se me ponía enfrente (por supuesto taxistas y peluqueros, aunque ya no son como los de antaño: sabios y comunicativos). Los amigos de la cuarta y quinta edad, por su parte, me resultaron inaccesibles pues están ocupados probándose las levitas juaristas que estrenarán en su toma de posesión. Me dediqué entonces a consultar algunos libros y enciclopedias relativas al asunto, a buscar datos, teorías conceptos, o simplemente a descifrar nombres que jamás en mi vida había escuchado. Por supuesto que la red quedó agotada con mis cuestionamientos incesantes, dubitativos, repetitivos. De la computadora apenas sí sé encenderla. Cortar, pegar, borrar, imprimir, enviar y, a veces, hasta escribir. Eso sí, soy un navegante que provocaría rubores no sólo a sir Francis Drake sino al mismo capitán Garfio. Por eso me dediqué a facilitarle a la multitud la comprensión de la farragosa columneta que viene a continuación, y que incluye palabrotas tales como Vaalbara, Ur, Kenorland, Columbia, Rodimia, Kenorland, Pannotia y, fundamentalmente, Pangea y Panthalassa.
Reconozco que por esta rara ocasión no me medí. Seguramente comencé a escribir después de escuchar la ratificación presidencial de la verdad histórica sobre el acto de ilusionismo masivo que se conoce mundialmente como la evaporación de Ayotzinapa, único acto al que David Seth Kotkin, más conocido entre nosotros los magos como David Copperfield, pese a contar en su haber hazañas nunca igualadas: desaparecer la Estatua de la Libertad, levitar sobre el Gran Cañón y atravesar la Muralla China, consideró imposible como artilugio, truco, magia, ilusión, desaparecer a 43 jóvenes mexicanos y menos por cuatro años continuos. El genocidio o los crímenes de lesa humanidad son imposibles de borrar de la conciencia de los hombres, sean los cuentos de Sodoma y Gomorra, el Diluvio Universal, Hiroshima, My Lai, Tlatelolco o Ayotzinapa.
Pero después de ésta, mi inevitable y acostumbrada digresión, desahoguemos la primera pregunta: ¿Dónde está Cuatro Ciénegas?
Que me sumerjo en mi baúl mundo y en el libro de geografía del estado de Coahuila (5º grado), encuentro: Cuatro Ciénegas es actualmente uno de los 38 municipios que integran el estado de Coahuila y está ubicado en el centro del desierto de la entidad. Tiene una superficie de 10 mil 699 kilómetros cuadrados y una población cercana a los 20 mil habitantes. (Yo le aumenté un poquito por la fecha de edición de mi cuaderno). En este sitio, hoy por hoy, está ubicado el santuario en el que se preserva el origen de nuestra vida. Contemplado desde el espacio, identificamos una blanca mariposa delimitada por inmensas sierras (así nos la describen Valeria Souza y Luis Eguiarte, del Instituto de Ecología de la UNAM). Una de ellas, llamada La Fragua, es el sitio (sólo transcribir el dato me emociona), en el que hace unos 220 millones de años el súper continente Pangea experimentó una de sus impresionantes fracturas que permitió que las aguas (y con ellas los balbuceos de la existencia) del océano Panthalassa se trasminaran (es decir se abrieran camino por debajo de la tierra
), e hicieran surgir el imponente océano Atlántico.
Dicen los investigadores mencionados que el cuerpo de la mariposa corresponde a la sierra llamada San Marcos y Pinos y que, gracias a ellas, el oasis allí surgido ha guardado en sus pozas lo que podemos llamar la máquina del tiempo
, además de que el agua de estas sierras de San Marcos y Pinos va incorporando características similares a las que tuvo el océano durante el Arqueano-Precámbrico hace 3 mil millones de años. Hasta aquí llegué.
No tengo ni la menor idea de qué es el A-P. Sinceramente creo que eso ya toca investigarlo a la fracción de la multitud que esté interesada al respecto pero, si la mayoría lo exige, me comprometo a hacerlo yo. Eso sí, a cambio de no tener que mencionar en todas las próximas columnetas las sinrazones de doña Claudia, heredera de la presidencia de una importantísima organización a la que llegó, más por consanguinidad que por ADN directo. Ejemplo: las fracciones priístas en la CP o en el Senado de la República han sido independientes de la voluntad del Ejecutivo, sostiene doña Claudia. ¿Por qué arriesgarse al ridículo, cuando en la secundaria 3 ya se estudia, con asombro, el sometimiento tradicional del Poder Legislativo, casi mil ciudadanos al de uno sólo (con excepción del demencial régimen foxiano en el que el Poder Ejecutivo era de dos. Pero al decirlo me asalta una duda: ¿y si estamos falseando y realmente no era de dos, sino de UNA?). Pídame ejemplos, señora presidenta, y la columneta no tendrá otra tarea en los próximos meses sino aportarle datos no duros, durísimos, sobre el comportamiento de la función que históricamente le ha correspondido cumplir a los legisladores de la organización que usted preside y que, si ésta no decide su transformación, seguramente usted continuará presidiendo.
Twitter: @ortiztejeda