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Exhibe poderío bélico

Rusia realiza los ejercicios militares más grandes desde la guerra fría

Despliegues en Siberia, Extremo Oriente y Vostok

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▲ Fuegos artificiales sobre la Catedral de San Basilio, al fondo, durante la clausura, ayer, del festival internacional de música militar en Moscú.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 3 de septiembre de 2018, p. 28

Moscú. Ante las impopulares medidas que tras la pausa estival, diluido ya el paréntesis de euforia y libertad que significó el Mundial de Futbol, marcan el comienzo del nuevo sexenio del presidente Vladimir Putin –la subida del impuesto al valor agregado y el aumento de la edad de jubilación para las mujeres y los hombres–, el Kremlin intenta minimizar las protestas y utiliza todos los medios de comunicación bajo su control para inculcar a la población, llamada a financiar el creciente apetito de la jerarquía del ejército, que Rusia es un país amenazado y, para defenderse, necesita reforzar su poderío militar.

Por ello, la primera mitad de septiembre transcurrirá en Rusia bajo el signo de los mayores ejercicios de sus fuerzas armadas desde el periodo de la guerra fría.

Por primera vez en la historia, desde el sábado anterior y hasta el día 8, se están llevando a cabo en el Mediterráneo maniobras conjuntas de la Armada y de la Aviación Estratégica (aparatos portadores de armas nucleares, apoyados por satélites y otros recursos tecnológicos desde el espacio) de Rusia.

En estos magnos ejercicios, que cuentan con la logística de sus bases militares en Siria, participan buques de las Flotas del Norte, el Báltico, el Mediterráneo y el Caspio, así como aviones de última generación TU-160 con misiles crucero, TU-142MK e IL-38 preparados para atacar buques de guerra, igual que cazabombarderos SU-33.

Según el viceministro de Relaciones Exteriores, Mijail Bogdanov, las maniobras no guardan relación con la situación en Siria, aunque la propia cancillería expresó la víspera, en un comunicado, su preocupación por la concentración en la zona de fuerzas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en particular de “70 portadores (de misiles), cerca de 380 misiles crucero de emplazamiento aéreo y dos destructores estadunidenses, el Carney y el Ross, con 28 cohetes Tomahawk cada uno”.

Al concluir estas maniobras, apenas unos días después, del 11 al 15 de septiembre, está previsto realizar en Siberia y el Extremo Oriente ruso el más grande despliegue militar desde la época soviética, que tuvo lugar hace 37 años durante los ejercicios Zapad-81 (Occidente-81), aunque el actual triplicará el número de armamento y efectivos implicados.

Ahora, de acuerdo con el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, las maniobras Vostok-18 (Oriente-18) serán de mayor magnitud: participarán casi 300 mil soldados, con algunas unidades invitadas de China y Mongolia, así como más de mil aviones y helicópteros de combate, junto con buques de las Flotas del Pacífico y del Norte, sin faltar 36 mil tanques y carros blindados.

Los críticos de exhibir musculatura bélica –cuando los sectores más desprotegidos de la población no saben cómo sobreponerse al enésimo golpe en sus menguados bolsillos– consideran un exceso innecesario el derroche, habida cuenta de que el arsenal nuclear de Rusia es más que suficiente para contener a cualquier agresor.

Para el Kremlin, sin embargo, está plenamente justificado llevar a cabo este tipo de (costosos) ejercicios que mejoran la capacidad de defendernos en una coyuntura internacional que con frecuencia es hostil y agresiva respecto de Rusia, en palabras de su vocero, Dimitri Peskov.